Siempre positivo, nunca negativo, así serás feliz y ayudarás a que lo sean los demás

Esa frase del comienzo me la decía muchas veces uno de mis profesores de filosofía,  y en aquellos días yo no la entendía mucho, la verdad, pero a estas alturas de la vida y después de haber leído que: “nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar (que es el morir)”, la entiendo muy bien e intentaré comentaros cómo la entiendo.

positivo
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Por naturaleza tendemos a pensar que tenemos un montón de derechos, y que los demás, sobre todo los que nos parece que se preocupan más, que tienen más interés, tienen también la obligación de solucionarnos nuestros problemas.

Eso, que en parte es verdad, me refiero a los que cobran para eso: políticos, funcionarios, seguros, etc., nosotros lo extrapolamos a todos los ámbitos de nuestra vida. Y en vez: de pensar, de ser positivos, de proponer mejoras, nos pasamos al equipo de los negativos: “este país es una mierda”, esta asociación no hace nada”, “mi comunidad de vecinos es un desastre”, “mi barrio es una porquería”, “mi negocio no funciona, no entran clientes”…

La cuestión yo creo que es: ¿qué hago yo para mejorar todo eso? ¿mi aportación al bien común es: criticar, lamentar, ser negativo, mostrar infelicidad?

Pues así, no seremos felices, y lo que es aún peor, no mejoraremos nada de lo que funcione mal.

Protestar, sí, claro que sí. Exigir, sí, claro que sí, pero haciéndolo para solucionar, informándonos, presionando a los responsables. No amargando más aún a nuestros vecinos, haciéndonos mala sangre, unos a otros, produciendo infelicidad.

Yo creo que, más o menos, el río de mi vida, ya ha recorrido, en el mejor de los casos, el 85% de su recorrido y, de verdad amigos, lo importante es ser positivo, tratar de poner nuestro granito de arena, en la construcción de la felicidad de nuestra comunidad.
Si al mal tiempo le ponemos buena cara, hasta podemos bailar bajo la lluvia.