El año transcurrido en América Latina y el Caribe difícilmente habilita un balance sencillo. Balance que por las dinámicas en curso, tampoco permite trazar una ecuación con resultados definitivos.
Mueren ahogados en el Mediterráneo, se les deporta en los Balcanes, se les persigue en Estados Unidos, se les explota en el Lejano y en el Medio Oriente, se les detiene en Europa, discrimina en Suramérica, violenta en Centroamérica y África.
Por estas épocas del año suelen oírse llamados a la concordia y la convivencia fraterna. Haciendo a un lado la hipocresía de quienes conciben la “paz social” como mecanismo para blindar la injusticia, no hay duda que los pueblos en estas fechas se desean honestamente un período de mayor calidez, de cercanía y humanidad. Del mismo modo que expresan con sinceridad de corazón, augurios de un año mejor.
Es casi una de pistoleros en el (demasiado) Cercano Oeste del mundo. El capital ha entrado en una carrera rentista desbocada y no tolera el costo mínimo que garantice un remedo de paz social. La tecnificación y consiguiente eliminación de puestos de trabajo – en muchos casos alienantes – no ha traído liberación sino precarización y retroceso a una renovada servidumbre.
A nadie escapa que los monopolios mediáticos son sicarios de la desigualdad y de un modo de vida depredador y consumista al servicio de las minorías. No hay dudas que la propaganda de estos medios está logrando tergiversar los escenarios, apropiándose de significados como libertad o derechos humanos, precisamente para recortarlos, actuando en contra del bienestar social…
En su reciente participación en la Mesa de diálogos “Construcción de la Paz” , organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, Nelsy Lizarazo, presidenta de la agencia internacional de noticias Pressenza, expresó que “Ecuador podría darle una marca de identidad a su diplomacia, profundizando la orientación que ha desarrollado y avanzando hacia una diplomacia de la no violencia activa.”
La presente nota es un intento de esbozar aquel concepto con mayor detalle.
Sustraerse por estos días a la catarata de opiniones sobre la asunción de Donald Trump a la presidencia norteamericana es poco menos que imposible. Comentarlo, una tentación irresistible. Aportar algo nuevo, difícil. Aún así.