Entrevista con Susi Snyder, de Don’t Bank on the Bomb

¿Tu fondo de pensiones se está beneficiando de la producción de armas nucleares?

El 6 de junio, en Pressenza estrenamos nuestro último documental, «El principio del fin de las armas nucleares». Para este largometraje, entrevistamos a 14 personas, expertas en sus campos, que pudieran darnos perspectivas sobre la historia del tema, el proceso que llevó al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y los esfuerzos actuales para estigmatizarlas y pasar de la prohibición a la erradicación.
¿Tu fondo de pensiones se está beneficiando de la producción de armas nucleares?
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Susi Snyder

Pressenza | 29.07.2019 - Utrecht, Países Bajos Tony Robinson

Como parte de nuestro compromiso de hacer que esta información esté disponible para todo el mundo, publicamos las versiones completas de esas entrevistas, junto con sus transcripciones, con la esperanza de que esta información sea útil para los futuros cineastas de documentales, activistas e historiadores a quienes podría gustarles escuchar los testimonios grabados en nuestras entrevistas.

Esta entrevista es con Susi Snyder, jefe de proyecto para PAX No Nukes y coordinadora de la investigación y campaña Don’t Bank on the Bomb, el 11 de diciembre de 2018 en su oficina de Utrecht, Países Bajos.

Preguntas: Tony Robinson. Camarógrafo: Álvaro Orús.

Transcripción

Cuéntame sobre tus antecedentes en el desarme nuclear

He estado trabajando en el tema de las armas nucleares durante más de la mitad de mi vida y lo he estado haciendo porque las armas nucleares, para mí, eran el peor asunto del que me haya informado. Son el peor mal con el que me he cruzado, y la razón por la que me sentía así es porque en realidad corresponde a una cuestión de derechos humanos.

Conocí a algunas personas cuyas familias fueron desplazadas por la fuerza para que los Estados Unidos realizaran pruebas nucleares. Así que toda esta nación que tiene un tratado con el gobierno de EE. UU. se retiró de su patria territorial a punta de pistola para que EE. UU. pudiera explotar bombas nucleares. Y me horroricé y dije: «Bueno, eso está muy mal. ¿Cómo podemos permitir que esta cosa mala, mala, mala, continúe?»

Y creo en el bien de las personas. Creo que, dada la oportunidad, la gente elegirá hacer lo correcto. Así que pensé, bueno, déjame encontrar una manera de ayudar a las personas a ver eso en sí mismas y elegir hacer algo más que armas nucleares.

Trabajar con personas indígenas me ayudó a encontrar un camino en este tema, en el que sentí que podía contribuir, y también el sentir que no estaba sola al hacer algo a favor de la paz y la justicia. Y sentí que podríamos realmente hacer una diferencia, porque esos principios fundamentales de derechos humanos están en nuestras raíces.

Eso condujo a la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad...

Estaba trabajando con esta organización llamada Shundahai Network, dirigida por un líder tradicional de la Nación Shoshone, y después de varios años de trabajo allí decidí regresar a Nueva York y averiguar en dónde reportar este asunto para que llegara a nivel global. Así que empecé a trabajar con la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, lo que me dio un lugar para expresar también mi fuerte feminismo, y para realmente analizar el tema del desarme desde una perspectiva global, para involucrarme con quienes toman decisiones en la ONU, que era diferente a la participación a nivel local en Nevada o a nivel nacional en Washington. Y me dio la ocasión de explorar las oportunidades para lo que era posible.

Así que estuve en la LIMPAL durante casi una década y vimos que sucedieron grandes cosas durante ese tiempo, incluida la Convención sobre Municiones en Racimo, y algunos avances reales en el concepto de desarme humanitario. ¡Fue realmente emocionante!

Cuéntanos tu experiencia con ICAN

Todos tienen otra historia sobre cómo ocurrió el Tratado de Prohibición. Recapitulando, creo que radica en el cambio de la forma en que vemos las armas nucleares, y eso se reflejó en documentos internacionales después de que el entonces presidente de la comunidad internacional de la Cruz Roja, Jacob Kellenberger, se dirigiera al núcleo diplomático de Ginebra, a principios de 2010, me parece.

Él habló sobre las armas nucleares como bombas, como armas. Habló sobre el impacto que tienen. Habló de la catástrofe humanitaria que no se podía evitar ni usando siquiera un arma diminuta. Creo que eso inspiró cierta actividad. Inspiró una gran cantidad de discusiones extraoficiales que llevaron a la inclusión de un lenguaje en el documento final del TNP de 2010 que reconoce las consecuencias humanitarias de las armas nucleares. Y eso se fortaleció, y el enfoque cambió de herramientas para la seguridad y estabilidad a «los seres humanos son destruidos por las armas nucleares», ya sea en forma inmediata por el destello y la bola de fuego que incinera el cuerpo, o en el largo plazo por el impacto de la radiación ionizante que nos devoraría desde dentro. Las armas nucleares son catastróficas para la humanidad y catastróficas para la vida en este planeta.

La gente comenzó a hablar sobre eso, y dentro de la ICAN tomamos la decisión de tomarlo como foco, concentrarnos en lo que estas armas le hacen a la gente. Es así como obtuvimos el tratado.

¿Cuáles fueron los pasos a partir de 2010?

En 2010, tuvimos este documento final del TNP. Del TNP participan casi todos los países y es casi universal, pero tiene ciertas deficiencias. Algunos pueden tener armas nucleares siempre y cuando se deshagan de ellas eventualmente, y todos los demás no pueden. Y el objetivo es mantener un equilibrio donde haya comunicación sobre las consecuencias humanitarias, lo que nos llevó a una declaración en el Comité Preparatorio del TNP de 2012, una reunión presidida por los suizos y con la presencia de alrededor de una docena de gobiernos que dijeron: «¡Esperen! Cualquier uso de armas nucleares provoca consecuencias humanitarias catastróficas».

Hay un par de palabras clave allí. «Catastróficas», porque las armas nucleares son catastróficas. Y «cualquier uso». Así que eso comenzó a deslegitimar el arma como una herramienta para la seguridad y poner el énfasis en el arma como arma. Eso llevó a algunas discusiones adicionales y Noruega dijo: «Bueno, ya saben, en el TNP de 2010 acordamos que todos los países harían todo lo posible por el desarme nuclear. ¡Hagamos algo! Vamos a poner énfasis en las consecuencias».

Y Noruega decidió celebrar, por primera vez en la historia de las armas nucleares, la primera conferencia entre gobiernos sobre el impacto humanitario de las armas nucleares.

Eso fue en marzo de 2013, frío y amargo en Oslo, pero con una cálida bienvenida por parte de la comunidad global. Creo que fueron 130 los gobiernos que participaron allí.

Así que, la conferencia de Oslo se llevó a cabo y estuvimos muy entusiasmados. Y al final de la conferencia de Oslo, el gobierno de México dijo: «Nosotros haremos la próxima y la celebraremos en torno al aniversario del Tratado de Tlatelolco». ¡Lo que celebramos como San Valentín en el hemisferio occidental! Es nuestra carta de amor al desarme, este primer tratado que prohibió las armas nucleares en un área poblada.

Y así, México fue sede de la conferencia de Nayarit y declaró que era el punto sin retorno. Después de eso, casi dejó a Austria sin la oportunidad de ser anfitrión de la conferencia, pero lo hicieron de todos modos. Y así, Austria celebró la tercera conferencia sobre el impacto humanitario de las armas nucleares, que reconoció que no había manera de lidiar con ello y que tenemos que hacer algo al respecto.

Y en esa conferencia, el gobierno austriaco, a nombre propio, hizo un compromiso de trabajar con cualquiera que esté dispuesto a hacer todo lo posible para estigmatizar, prohibir y eliminar las armas nucleares, y no necesariamente en ese orden, y otros gobiernos pronto decidieron unirse. Y más y más gobiernos se unieron a la promesa, y luego eso condujo a…

Eso fue antes de la conferencia de revisión del TNP de 2015, que terminó sin un documento final, pero reafirmó los acuerdos alcanzados en 2010. Y luego, ¿qué? ¿qué vamos a hacer? No hay nada en el horizonte. Así que, en la Asamblea General, más tarde ese año, los gobiernos dijeron: «Bueno, hagamos algún progreso».

Y lo acordaron así, formemos un grupo de trabajo de composición abierta. Fue una manera muy complicada de decir que tendremos un montón de reuniones en las que hablaremos sobre lo que podemos hacer para deshacernos de las armas nucleares.

Así que organizaron un montón de reuniones en 2016 que resultaron en algunas recomendaciones, y una de las principales fue comenzar las negociaciones sobre un nuevo tratado para prohibir las armas nucleares. Fue muy contencioso. Siempre es polémico. Pero también fue extremadamente lógico y en esa reunión se decidió presentar esa recomendación.

Y la Asamblea General, cuando se reunió ese mismo año, en 2016, realizó votación. “Vamos a iniciar negociaciones sobre un nuevo tratado”, ¡y lo hicieron! Y en 2017, parece que fue hace una eternidad, pero no lo fue, comenzaron las negociaciones, en el mes de marzo.

Y terminamos en julio, ¡y así es como conseguimos el tratado! Trabajando muy duro.

Sin embargo, no quiero restar crédito. Esa es la parte gubernamental de lo que sucedió, pero detrás de la escena, en las calles y mediante acciones creativas, la gente estuvo presionando y presionando y presionando para asegurarse de que esto sucediera.

No se trató solo de un par de personas en trajes diciendo: «Oh, vamos a tener algunas reuniones».

Este fue el poder de las personas que dicen que las armas nucleares están mal, que los gobiernos tienen que hacer algo y que son responsables ante nosotros; así haremos que hagan algo. Así que creo que hay más en la historia de lo que vimos en las reuniones del gobierno.

Holanda fue el único estado de la OTAN que participó en las negociaciones del Tratado de Prohibición.

Aquí en los Países Bajos decidimos que queríamos abordar este tema. Y nuestra organización fue uno de los impulsores del movimiento contra los misiles Pershing en los años 70 y 80. Tuvimos un millón de personas en las calles de Ámsterdam. Hoy en día, el tipo de organización es un poco diferente, y lo reconocemos, pero todavía hay herramientas disponibles para nosotros.

Así que mis colegas armaron la campaña más asombrosa que en holandés decía «teken tegen kernwapens», que significa «firmar contra las armas nucleares», porque el sistema político holandés te permite proponer cualquier tema que no haya sido debatido en la agenda del parlamento, si consigues suficientes firmas.

Tuvimos firmas más que suficientes. Obtuvimos más de 45000 firmas pidiendo una prohibición nacional de armas nucleares. Y el Parlamento debatió una prohibición nacional sobre armas nucleares, y dijeron: «No, eso es demasiado, pero alentaremos al gobierno a participar en cualquier discusión internacional sin perjuicio del resultado, sin prejuzgar».

Y debido a esa resolución, debido a esa moción que fue apoyada abrumadoramente por el Parlamento, cuando surgieron las negociaciones para el Tratado de Prohibición, el gobierno no pudo decir que no. Estaba atado. La democracia funcionó y tuvieron que permanecer allí.

Por supuesto, al final del día, no estaban contentos con el tratado y votaron en contra del mismo. En conversaciones posteriores, la verdadera razón por la que votaron en contra es porque actualmente están violando el tratado. Hay armas nucleares en los Países Bajos y el tratado prohíbe que un país acepte el establecimiento de armas nucleares en su territorio.

Así que el gobierno no estuvo listo para unirse a un tratado que estaba violando. Y tuvimos más trabajo por hacer.

¿Dónde estabas? ¿Y qué estabas haciendo cuando escuchaste sobre el Premio Nobel de la Paz?

Estaba sentada con el Grupo Directivo de ICAN y habíamos conversado a principios de semana, en la semana del anuncio del Nobel, «Oh, deberíamos estar listos en caso de que ganemos el Premio Nobel».

Yo fui una de las personas que dijo: «No. Preparamos algunas cosas el año pasado, pero no seamos ridículos. No nos pasemos de la raya. Calma. Estoy segura de que será una persona u organización muy bien merecedora».

Aún así, siempre hubo esa esperanza. Y también escuchamos el rumor de que se recibe una llamada telefónica media hora antes, lo cual no es cierto, ¡solo son cinco minutos! Eran las 10:30 de la mañana, antes del anuncio de las 11 en punto. Nadie había recibido un mensaje. Y nosotros dijimos: «Oh, de acuerdo, no lo ganamos».

Así que estaba sentada en esta reunión con algunas personas de un grupo de expertos y el Ministerio holandés de Asuntos Exteriores hablando sobre qué hacer a continuación con las armas nucleares. Y, por supuesto, mientras lo hacía, era el final de la reunión, estaba revisando mi teléfono, mirando qué sigue, qué sigue, qué sigue y luego vi «ICAN gana el Premio Nobel de la Paz» y lancé mi teléfono a través del Mesa a mi colega del Ministerio de Asuntos Exteriores. Le dije: «¿Puedes comprobar eso? Creo que acabamos de ganar el Premio Nobel de la Paz».

Y él solo me miró y su teléfono estaba sonando. Él contestó su teléfono y dijo: «¡Lo hicieron! ¡Felicidades!»

Y luego los dos tomamos nuestros teléfonos y empezamos a llamar, porque había cosas de prensa que hacer, hubo anuncios. Recibió un tweet del gobierno de los Países Bajos felicitando inmediatamente a ICAN. Uno de los pocos países de la OTAN que felicitó a ICAN.

Realmente aprecié eso. Fue muy agradable. Luego tuvimos que correr para alcanzar el autobús porque estábamos en el fin del mundo en La Haya. Nos subimos al autobús equivocado y hubo llamadas telefónicas frenéticas. Llamando a mi director. Los equipos de cámaras fueron a la casa de mi director para entrevistarlo e inmediatamente organizamos esta gran celebración. También tuvimos una gran fiesta aquí en nuestra oficina, con más equipos de cámaras, ya que tuvimos un maravilloso frenesí entre los medios.

Los titulares decían «El Premio Nobel de la Paz llega a Utrecht – un poco», que es exactamente como fue. Y fue grandioso porque pudimos celebrar como una campaña de quinientas organizaciones en cien países. ¿Cuántos miles de activistas de ICAN obtuvieron una nota de sus profesores de política de escuelas secundarias o profesores de ciencias diciendo felicitaciones?

Es nuestro como grupo, y es algo muy bueno. Estoy muy orgullosa de ser parte de esto.

Cuéntanos acerca de Don’t Bank on the Bomb y cómo las personas pueden participar.

He estado trabajando en armas nucleares durante, bueno, más de la mitad de mi vida ya. Y es un trabajo duro y muy desempoderante. Las armas nucleares son las peores armas que se han creado y a menudo se las ve como algo de lo que solo los expertos, y tal vez algunos políticos selectos en algunos países, tienen el derecho de hablar.

Creo que eso está totalmente mal. Así que, quería cambiar eso. Quería pensar en una forma en que todos puedan involucrarse. Y podemos. Podemos hablar con los políticos, pero es importante que pensemos en lo que podemos hacer personalmente. Así que decidimos hacer algunas cosas con respecto a la forma en que se financian las armas nucleares, porque la gente podría no saberlo, pero las compañías privadas elaboran componentes clave para las armas nucleares, y para que puedan hacer eso, necesitan financiamiento. De bancos y fondos de pensiones.

La gente se beneficia de la producción de armas nucleares. Es algo un poco sorprendente, por lo que empezamos Don’t Bank on the bomb, y lo que Don’t Bank on the bomb hace es ofrecerle a todo el mundo una manera de mostrar resistencia ante las armas nucleares.

Por lo tanto, lo que hacemos es publicar información, gratuita y abierta a cualquier persona. ¿Cuáles son las compañías que participan en la producción de armas nucleares? ¿Cuáles son los bancos y los fondos de pensiones, administradores de activos o compañías de seguros que les proporcionan el financiamiento que necesitan? ¿Cuánto es?

Lo hacemos público. No solo eso, sino que también reconocemos que no todo el mundo está tratando de sacar provecho de las armas nucleares. Hay algunos que lo están haciendo verdaderamente bien, que tienen políticas realmente fuertes que dicen «no nos tocarán», y «no dejaremos que nuestro dinero entre en nada que tenga que ver con bombas nucleares».

Así que también publicamos información sobre ellos, porque la gente también necesita buenos ejemplos. Pero lo mejor de Don’t Bank on the Bomb es que, si tienes una cuenta bancaria, puedes hacer algo con respecto a las armas nucleares. Puedes hablar con tu banco y preguntarles si cuentan con una política de inversión.

Si tienes un fondo de pensiones, ¿tu fondo de pensiones se está beneficiando de la producción de armas nucleares? Y si lo está, ¿por qué? Tienes el derecho como consumidor, tienes el poder de hacer algo para cambiar eso. Y las personas lo están haciendo. Y tan pronto como empezamos a publicar esto, la gente comenzó a ponerse nerviosa. Sus inversiones fueron expuestas. Estamos arrojando luz sobre eso. Y creo que eso es realmente importante y hemos visto cambios muy positivos.

No es una enorme, enorme, enorme, enorme cantidad de personas y demostraciones masivas que están haciendo el cambio, es un puñado de personas que escriben en la página de Facebook de un banco en Suecia, para luego llamar la atención de alguien en el departamento de comunicaciones, y que envíe el mensaje: «Oigan, ¿podemos hacer algo? Esto es mala propaganda».

Y luego una persona en el banco dice: «Oh, espera, creo que podemos», escribe una norma y lo soluciona. Diez personas pueden mover millones y millones de dólares, y es un acto poderoso, porque seguimos viendo que tiene éxito. Seguimos viendo fondos de pensiones como ABP, aquí en los Países Bajos el año pasado. Mientras nos estamos preparando para nuestro próximo paso en la campaña, ellos acababan de anunciar: «Oh, sí. Ya no vamos a invertir en productores de armas nucleares».

El fondo de pensiones noruego es el más grande del mundo. Ese fondo controla Trillones. ¡No! Ya no invierte en armas nucleares. Y citan diferentes motivos. Porque es una preocupación humanitaria, ya que en realidad son bombas que matan a personas, o por la presión de sus clientes, o porque no es necesariamente la inversión más rentable. Hay otras compañías en las que se puede invertir y obtener un rendimiento decente, o, por último, afirman que solo quieren hacer lo correcto.

Sin embargo, lo que hemos visto desde que se adoptó el tratado es que más instituciones financieras lo están citando como una razón para vender, porque las armas nucleares serán ilegales según el derecho internacional y no quieren correr el riesgo de estar expuestos financieramente a la producción de algo que es ilegal.

Así que esa es una gran herramienta.

¿Qué impacto ha tenido el Premio Nobel de la Paz en tu trabajo?

Bueno, con Don’t Bank on the Bomb publicamos el informe de este año en marzo, por lo que, varios meses después de su adjudicación, el premio y el resplandor continuaron, y nos abrió muchas puertas. Significó que podríamos tener reuniones con los vicepresidentes de Citigroup y que podríamos entrar en el mundo de las altas finanzas con esta ventaja de «¡Hola! Tenemos un premio Nobel. ¿Podemos hablar con usted?»

Eso ha sido genial. Aún no han cambiado todas sus políticas, pero están hablando con nosotros. Ellos reconocen las preocupaciones. Están buscando maneras de hacer lo correcto, lo que los trae de vuelta al tratado. A medida que este tratado entra en vigencia, cuando ven que las armas nucleares serán completamente ilegales, ellos piensan: «Ah, sí, los gobiernos también lo están afirmando, bueno, es financiación de armas. Adelantémonos al juego».

Los financieros quieren estar por delante de los mercados. Así que están prestando atención. Es genial. Están abriendo las puertas y prestándonos atención sobre el tema.

Ha sido un año difícil para las armas nucleares de muchas maneras. Ha habido muchos más riesgos. El problema ha estado en el ojo público más de lo que lo ha estado en mucho tiempo. Creo que el Premio Nobel significa que nuestra solución al problema de las armas nucleares: prohibir y eliminar, se considera y trata como una solución honesta. Y no solo como la idea descabellada de un grupo de personas. Ahora es un tratado, ahora es una opción, es algo con lo que podemos avanzar.

Así que también sirvió de mucho en formas como aquella.

¿Cómo ayudan las disposiciones del tratado a los pueblos indígenas?

En el proceso para producir armas nucleares, tienes fabricación, también pruebas y desarrollo. Al momento de probar las armas, principalmente se lo ha hecho en las tierras de los pueblos indígenas. Se ha utilizado las tierras de los que no tienen poder, de manera deliberada. Así mismo, los componentes clave, los componentes tóxicos, siempre se producían en comunidades de color y en áreas donde las personas eran consideradas como políticamente no valiosas, no tan importantes.

Y así, el tratado reconoce los impactos desproporcionados que las armas nucleares han tenido en ciertas comunidades y que han impedido que las personas alcancen la totalidad de sus derechos humanos.

Estoy realmente complacida con el contenido del tratado sobre asistencia a las víctimas y el reconocimiento de los derechos humanos, porque les da la oportunidad a aquellos que han sido directamente afectados de pedir una reparación a los gobiernos; pedir ayuda a la comunidad internacional.

El año pasado fui al sitio donde se realizó la prueba Trinity. Ellos realizan una jornada de puertas abiertas. Y… llevo mucho tiempo trabajando con armas nucleares, estoy muy interesada en ello; quería ver el primer lugar donde alguna vez explotó una bomba, entonces, lo hice. Cuando salíamos de este sitio, mi amigo y yo vimos a algunas personas afuera con carteles. Era un grupo comunitario de personas afectadas, físicamente afectadas, por la primera explosión de un arma nuclear.

Así que paramos, hablamos con ellos y les pedimos que contaran sus historias. Las personas han sido desplazadas, tuvieron enfermedades a largo plazo, perdieron a miembros de sus familias, sufrieron abortos horribles, malformaciones en niños, todas estas cosas que sabemos pueden estar directamente relacionadas con las explosiones de armas nucleares.

Y yo dije: «Bueno, ¿saben de este Tratado de Prohibición? ¿Sobre ICAN?»

Ellos dijeron: «¡Por supuesto que sí! Nos vemos reflejados en el tratado. Vemos al tratado como una manera de ayudarnos a obtener todos nuestros derechos humanos, que nos han sido negados hasta ahora».

Para mí eso fue simplemente increíble.

¿Cuál es tu inspiración?

Me encuentro genuina y constantemente inspirada por las personas con las que trabajo, porque las personas que eligen gastar su energía en el tema de las armas nucleares no buscan fama ni fortuna. Buscan mejorar el mundo para sí mismos y para las generaciones venideras. Miran a lo largo, y lo hacen con creatividad, confianza, dedicación y una determinación feroz, feroz de hacer lo correcto y de hacer el bien.

A veces cometemos algunos errores, pero aprendemos de ellos. Así que, de verdad, me inspiro gracias a la comunidad de personas con las que trabajo, mis colegas y su creatividad y compasión también.

¿Eres una persona optimista?

Sí. Bueno, tuve un hijo y eso cambió mi forma de ver el futuro. Realmente me hizo un poco más pesimista de lo que era, porque ahora tengo una conexión física con la próxima generación. En cierto modo, antes era muy teórica, y dicho eso, sin embargo, soy optimista de que la naturaleza buena de la gente ganará al final.

Es asombroso. Cuando hablas con un ser humano, incluso con alguien que defiende las armas nucleares en público, le hablo a nivel personal, a nivel humano, y le digo: «¿Es esto realmente lo correcto?»

Yo diría que el 98% del tiempo estarán de acuerdo contigo, en privado, en que las armas nucleares son una locura. Así que se trata de encontrar maneras de construir la confianza para que puedan decirlo públicamente.

Sé que el bien puede triunfar, porque si no lo hace, entonces estamos todos condenados. Y eso sería un desastre. Así que soy un poco optimista. Tengo muchas esperanzas.


Traducción del inglés por Melina Miketta

¿Tu fondo de pensiones se está beneficiando de la producción de armas nucleares?