Entrevista con Álvaro Orús, director de “El principio del fin de las armas nucleares”

A cinco pasos, del fin de las armas nucleares

Según el informe “Dont Bank de Bomb” 2018, en el mundo hay 329 bancos, compañías aseguradoras, fondos de pensiones y gestoras de activos, de 24 países, que invierten en armamento nuclear. Treinta empresas y dos de los cinco fondos de pensiones más grandes del planeta ya han dejado de invertir en esto, desde la creación del Tratado de Prohibición de Armas nucleares de la ONU. Ya han firmado 35, de los 50 países necesarios para su ratificación. 

A cinco pasos, del fin de las armas nucleares
IMG_20200219_062135
Álvaro Orús en Coruña, para participar en las jornadas de la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia

En España, el informe indica que, están involucrados en la financiación de las empresas productoras de armamento nuclear: el BBVA, Banco Santander, Banc Sabadell, Inversiones mobiliarias Advalor, Magallanes y Sociedad Estatal de Participaciones Industriales. 

El director y guionista oscense, Álvaro Orús, cuenta las claves, que ya están en marcha, para acabar con este tipo de armas nocivas, que, de usarse, supondrían, en poco tiempo, el fin de la humanidad. 

¿Quién está detrás de la industria nuclear? 

Según la historia, en EEUU se creó un conglomerado militar-industrial. Para desarrollar las bombas nucleares había que enriquecer uranio. Eso era un proceso ultra-caro, incluso para el Estado norteamericano. En los años 40, Dupont y Monsanto empezaron a hacer los aceleradores y a fabricar uranio enriquecido, el que se utilizó en Hiroshima, porque en Nagasaki era plutonio. Allí es donde cogió fuerza el complejo militar industrial, porque para hacer más rentable el proceso, crearon las centrales nucleares, y aprovecharon, también, la energía para hacer electricidad. Ha sido una cosa que ha ido muy unida. Las empresas nucleares y la industria militar. 

¿Cuántos países tienen, en la actualidad, bombas nucleares? 

Nueve: EEUU, Rusia, Francia, Reino Unido, China, Israel, Corea del Norte, India y Pakistán. 

¿Cómo cree que afectan a la población las armas nucleares, por qué eligieron este tema, en este momento? 

En la ONU se está promoviendo un tratado para el fin de las armas nucleares. España no lo ha firmado, incluso no votó en la última votación, en 2017 y eso la gente no lo sabe. Es lo que hacen todos los países de la OTAN. Tienen que adherirse a la disciplina de esta organización. Los alemanes y los italianos, que tienen armas nucleares estadounidenses en su territorio, quieren la prohibición. 

Esto se está haciendo una oportunidad histórica. Un poco de tapadillo, profundamente antidemocrático, cuando es una cuestión de supervivencia. Es un peligro importantísimo. Sin embargo, no se le dedica nada de tiempo, por la razón que sea. A lo mejor, porque es un peligro que llevamos en él desde los años 50, pero sigue siéndolo. 

Álvaro Orús

¿A quién compromete ese Tratado, que está promoviendo la ONU? 

Cuando se ratifique el tratado de prohibición, a los que compromete es a los firmantes. Si ahora llegamos a los 50 países, entrará en vigor. Quedan unos 15. Mucha gente lo ve como un imposible, pero se han prohibido ya las armas químicas, las minas antipersonales, las bombas de racimo... Y eso, con Rusia y EEUU en contra, aunque han tenido que respetarlo, porque quedaban como criminales de guerra, en contra del criterio general. 

¿Piensa que aunque se firmen tratados contra las armas nucleares, hay otro tipo de ataques químicos? 

Sí, hay otros peligros, fijo. Pero este es muy grave. Hay 2.000 armas nucleares en alerta permanente, eso quiere decir que uno aprieta el botón y eso sale. Muchas veces en los sistemas de radar hay fallos, a lo mejor cada 10 años. Pero solo con un fallo se va todo al garete. 

¿Ha habido situaciones de riesgo? 

Sí, en 1987, el coronel Petrov, en la URSS, que aún se llamaba así, recibió alertas de que le llegaba una bomba nuclear, luego dos y luego tres. Si él hubiera cumplido el protocolo, tenía que haber disparado las bombas a todas las ciudades norteamericanas. Esos misiles llegan en muy poco tiempo, y tienen que responder muy rápido. Ese protocolo es autónomo y depende de que los sistemas informáticos funcionen correctamente. Petrov, en ese momento, tenía que haber disparado y aguantó, no disparó. Al tiempo se vio que era el sol, que se había reflejado en las nubes y eso dio en el sistema de radares. Según dice uno de los entrevistados ha habido seis casos de ese tipo. 

Luego, ha habido sucesos históricos, como la crisis de los misiles de Cuba. Desde 1955 a 1968, aviones americanos con bombas nucleares estaban, las 24 horas del día, amenazando las fronteras de la Unión Soviética. Imagínate la tensión internacional que creaba eso. 

¿Qué intereses hay detrás? 

En EEUU, hay muchos Estados que su economía depende de las armas. Tienen tantas armas como todo el mundo junto. Si se prohíben, a ellos les puede suponer un porcentaje muy significativo de su PIB, como si nosotros perdiéramos el turismo. No solo con las armas nucleares, con todas las armas. 

¿Y de la industria nuclear? 

Entrevistamos a algunas personas que consideran que lo que hay que quitar es la energía nuclear, otras piensan que no es necesario. Mientras se enriquece uranio, hay combustible para hacer armas nucleares. Piensan que la única manera de garantizar que no haya armas, es que no haya centrales nucleares, tampoco. Aparte, hay otros problemas que generan estas centrales. En Japón, ya tienen fecha para el apagón. La mayoría de la población española, e incluso el Gobierno actual, estaría por la prohibición, lo que pasa es que hay mucha presión. 

Álvaro Orús, director de "El principio del fin de las armas nucleares"

¿Qué puede hacer una persona para contribuir a la abolición de las armas nucleares? 

Cinco cosas. Una es ir al propio Ayuntamiento, para que firme el “Cities appeal”, contra las armas nucleares. La firma más reciente, ahora en febrero, fue la ciudad de Barcelona. En Coruña, han firmado, también, el Concello y la Diputación. 

Los parlamentarios también pueden firmar. En el Congreso han firmado ya 92 parlamentarios, porque lo movió Pedro Arrojo, que lo entrevistamos en el documental. 

Otro aspecto interesante es “Dont bank the bomb”. Lo que hacen es estudiar cada banco que invierte en armas nucleares. Se puede sacar el dinero de los que las financien. En España, el Santander y el BBVA invierten en armas, sin especificar. ING sí advierte que sólo invierte en armamento convencional y que no apoyan la industria nuclear, ni las armas controvertidas. Algunos bancos sí se han acogido al Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares, otros no. 

En “Dont bank the bomb” van dando una graduación de las diferentes posturas de los bancos. El sistema financiero español está bastante menos implicado, que, por ejemplo, un fondo como el Black Rock. Tiene más dinero que muchos países y acciones en las industrias que fabrican las armas nucleares. Sin embargo, ahora se está saliendo de los combustibles fósiles. La gente del Black Rock, que tiene su pensión ahí metida, les dices, no inviertas en este banco. Así se va quitando la financiación. Eso ha sido bastante determinante en otras campañas, como la de las minas y las bombas de racimo. 

La cuarta, son las movilizaciones, como la Marcha Mundial por la paz y la no violencia, que hace movilizaciones. 

Y la quinta, sería difundir esta información. Nosotros ofrecemos el documental “El principio del fin de las armas nucleares”. Hicimos diferentes versiones para que las pongan en institutos, para mayores de 14 años. Hay que hacer un trabajo de mucha permanencia e ir difundiendo. La gente joven te dice “nosotros lo del cambio climático lo sabíamos, son informaciones que te llegan mañana tarde y noche. Pero esto, no teníamos ni idea”. 

¿El cambio climático podría estar relacionado también con esto? 

O con el mismo conglomerado de intereses, en el que están las armas, las guerras, las ocupaciones... Es una estructura. 

¿Lo que ha pasado en Australia, se puede hacer con energía nuclear, se puede modificar el clima? 

Una idea que se desarrolla desde la Organización de médicos, que precisamente lanzaron la campaña y sobre lo que sí hay datos es, no ya de que se líe entre la Federación Rusa y la OTAN, sino un conflicto localizado, entre India y Pakistán. Por ejemplo, el año pasado las baterías pakistaníes tiraron abajo un avión indio. Hay muchísima tensión en Cachemira. Si hay una guerra, con 100 armas nucleares, solo entre los dos, echaría muchísimas toneladas de hollín a la atmósfera y bajaría la temperatura del planeta unos dos grados. Eso afectaría a las cosechas, al precio de los productos básicos y, gravemente, a unos 2.000 millones de personas. Desde las hambrunas, a la radiación y otras consecuencias. 

¿Eso es lo que quieren lograr, bajar dos grados la temperatura del planeta, no? 

Sí, pero no les des ideas. Se secaría el planeta. Ahora hay modelos climáticos desarrollados informáticamente. Esto se puede hacer con estas técnicas del big-data, donde metes una barbaridad de datos y vas cambiando las variables. Se ve que gracias a esos modelos, aunque fuera un conflicto reducido, afectaría a todo el mundo. 

Álvaro Orús, director de "El principio del fin de las armas nucleares"

¿Cree que lo que está pasando en Australia puede tener que ver con Fukushima? 

Para conseguir consensos amplios, hay que partir de hechos que estén absolutamente demostrados. Eso podría ser cierto, pero al no estar demostrado de forma convincente para todos, pues dicen: eso no está probado. Hay que avanzar en los hechos que ya están probados. Ha habido 2.000 pruebas de armas nucleares. Las primeras eran atmosféricas. Hay unas fotos de los casinos de las Vegas y detrás se ve el hongo. Osea, que ya han estado haciendo pruebas, hace años. Luego, se hicieron debajo del agua. Chirac fue el último, en el Estrecho de Mururoa, donde se unen todas las capas tectónicas. De esas 2.000 pruebas, la radiación se va difundiendo, al que le pilla a 1 km se queda frito, al que le pilla a pocos kilómetros se muere de cáncer, en poco tiempo. 

¿Y cómo sabemos en qué consiste esa probabilidad? 

Yo no te sabría decir. Porque no se puede demostrar una relación directa con la radiación. Hay gente que defiende que la incidencia del cáncer ha aumentado con estas cosas. En mi opinión personal, las armas nucleares son mucho más peligrosas que los virus y, por lo menos, tan peligrosas como el cambio climático. Sin embargo, la relación de minutos de televisión y de espacios de prensa que se dedica a este tema es de 1000 a uno, entonces es un desequilibrio. 

¿Por qué es necesario ver “El principio del fin de las armas nucleares”? 

Cuando estaba cogiendo información, viendo documentales sobre armas nucleares, me parecieron todos muy deprimentes. Tenían cosas que son verdad y que te hacen pensar: aquí vamos a morir todos, porque son las grandes potencias las que manejan esto. Nosotros, en todas las entrevistas, preguntábamos, ¿qué puede hacer una persona de la calle para contribuir en esta causa? y explicaban en qué se fundamentaban ellos para pensar que la situación se puede cambiar. 

Históricamente, siempre ha habido el discurso de: esto es así y no lo puedes cambiar. Y sí se puede, y con esto lo vamos a conseguir, también. En este documental se sabe, además, la manera de la que podemos actuar para cambiarlo. 

¿Qué colaboradores ha tenido en este proyecto? 

Por una parte, la agencia internacional de noticias Pressenza, que es de periodistas voluntarios. Trata de sacar noticias que no salen en otros medios. Traducen el material a varios idiomas y hacen difusión internacional. Tony Robinson, con el que he hecho el documental, es co-director de Pressenza. 

Además, hemos colaborado con la campaña internacional para abolir las armas nucleares. ICAN es una plataforma formada por distintas organizaciones y sociedad civil, que trabaja por un tratado para abolir las armas nucleares. Aquí la Marcha Mundial por la Paz y la No violencia lo está moviendo. A ellos les hemos ofrecido el documental. Ha habido momentos que lo estaban poniendo en varias partes del mundo a la vez. 

¿Qué conclusiones podemos sacar en claro, de todo esto? 

Que es un tema de supervivencia, que hay que quitar las armas nucleares, que se puede y cómo. 

¿Cuáles son sus próximos proyectos? 

Me gustaría hacer algo sobre el futuro. Pienso, que, en general, hemos perdido la dirección. Nos movemos a muy corto plazo, a 10 años, 20 ó 30, como mucho. Y como si este mundo fuera a ser siempre igual y, generalmente, las cosas cambian y ahora muy aceleradamente. Ver hacia dónde vamos. ¿Cuál es la dirección de la historia? 

VIDEO:

“El principio del fin de las armas nucleares” (versión 12 min)

A cinco pasos, del fin de las armas nucleares