Entrevista a Luana Kaingang y Marina dos Santos

“Cada vez que Europa exporta tiene que saber que esos productos están bañados con sangre indígena”

Brasil es un país que ocupa más de ocho millones de quilómetros cuadrados, donde viven más de doscientos doce millones de personas y acerca del cual apenas conocemos nada. Tener la oportunidad de saber de primera mano qué está pasando allí, cuáles son sus luchas y sus problemáticas… Es un regalo que nos han hecho Luana y Marina: dos mujeres ejemplo de resistencia y perseverancia que tienen un mensaje muy claro.
“Cada vez que Europa exporta tiene que saber que esos productos están bañados con sangre indígena”
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En Brasil están sucediendo atrocidades que nos pondrían los pelos de punta. En el país hay más de ochocientos mil indígenas que llevan años siendo acosados, excluidos e incluso asesinados. Luana Kaingang es lideresa joven de los pueblos indígenas (APIB) y conoce a la perfección lo que significa que el futuro de tu vida y de tu comunidad sea aplastado impunemente, mientras el gobierno hace la vista gorda ante los intereses depredadores de algunas empresas que no dudan en acabar con la vida de las personas que tratan de proteger su casa.

En un contexto en el que cada día queda más claro que a las autoridades poco les importa la vida de unos y de otros, las desigualdades crecen, los derechos merman y la realidad de una gran parte de los ciudadanos es de extrema dureza a lo largo y ancho del país. La profundidad de estas heridas, de la escisión entre el gobierno y la sociedad, viene de largo y ha provocado la necesidad de buscar formas distintas de organización social que reivindiquen los derechos de aquellas personas que son excluidas y olvidadas. En Brasil hay un nombre que todos reconocen y que es una de las organizaciones más importantes de toda Latinoamérica por su resistencia y lucha histórica: Movimiento de los Trabajadores rurales sin Tierra (MST). Marina dos Santos es una de sus representantes.

Hoy estáis aquí en el Acampa 2021 para poner encima de la mesa una lucha que lleváis años realizando en Brasil ¿cuál es esa lucha?

Luana: Yo estoy aquí representando a los pueblos indígenas de Brasil. La cuestión es denunciar el genocidio indígena que está sucediendo en Brasil hoy realizada por el actual gobierno. También vengo a hablar del medio ambiente, del territorio indígena que está siendo explorado para la minería y el agronegocio. A través de eso hay lideresas indígenas que están siendo amenazadas e incluso ha habido muertos con tal de tener nuestro territorio. Vengo a concienciar, a hablar de esa biodiversidad que tiene Brasil y que la gran mayoría está dentro de territorio indígena. No es solo la cuestión indígena que necesita de esa biodiversidad para existir… La vida de toda la humanidad depende mucho de esos territorios que ahora mismo están siendo preservados.

El gobierno está creando enmiendas parlamentarias para modificar la Constitución de 1988. Ahora mismo hay en el Ministerio del Tribunal Federal un proceso que trata del marco temporal. El marco temporal es básicamente la interpretación de que los territorios indígenas son aquellos que estaban ocupando en 1988, pero los pueblos indígenas quieren que se reconozcan los territorios de antes porque estaban allí antes de que la constitución existiera. La decisión de este caso va a decidir qué pasara porque sienta un precedente. Esta cuestión de la demarcación de los territorios indígenas lleva estancada tres años.

La gente fue expulsada de su tierra. No tiene sentido quedarse en un territorio donde están matando a la gente, así que muchos acabaron migrando para otros territorios, dejando lo sagrado allí.

Marina: Para el MST esa también es la base de nuestra lucha. Nosotros somos un movimiento que lucha por la tierra, por la reforma agraria, por una sociedad más justa y más igualitaria… Cabe resaltar que Brasil tiene un altísimo nivel de concentración de la tierra. Está entre los primeros países del mundo de concentración de la tierra. El 1% de los propietarios tienen el 46% de las tierras agrícolas. Esa concentración es una de las principales responsables del alto nivel de desigualdad social.

En este momento, sobre todo en los últimos años, las políticas del gobierno federal implican mucho tanto en esa relación con los pueblos indígenas y también, como es ese ejemplo, con todos los derechos… Implican un profundo retroceso en los derechos de los trabajadores y un profundo apoyo al agro, hidro y mineral negocio que quieren los bienes de la naturaleza. Ellos quieren transformar por completo la naturaleza y tienen el apoyo del gobierno federal. Empresas legales e ilegales que están en ese proceso de extracción de todos los bienes de la naturaleza. Los derechos de la gente, los derechos de los trabajadores, los derechos de los indígenas, los derechos de los campesinos… La vida de las personas no importa nada.

Es muy importante para nosotros estar aquí para hacer esta denuncia, pero también la gente se siente fortalecida… Nos fortalece el hecho de estar aquí.

En todo lo que contáis existe un mensaje muy especial de profunda conexión con la tierra, con la naturaleza. ¿Qué podríamos aprender los pueblos que vivimos más desvinculados de ella de vuestra manera de entenderla?

Luana: Yo creo que principalmente el respeto por la naturaleza. No se respeta la naturaleza, no se siente la conexión que genera la tierra. Si tú no tienes la tierra, tú no vives. Es esa cosa de la conexión, de sentir más y no solo pensar en la cuestión del capitalismo porque puedo asegurar que es el que ha causado mucho sufrimiento. No se sabe valorar lo que uno tiene y creo que es esa misma conexión. Mi pueblo sabe que nuestra salud depende mucho de la tierra, está todo relacionado. Nuestro pensar, nuestro sentir, está muy ligado a la tierra y también con la espiritualidad de nuestros ancestros. Creo que se debería tener más respeto y saber el valor que tiene.

Marina: Nosotros en el MST organizamos también a los desposeídos de la tierra, del trabajo, de la democracia… Para ocupar tierras improductivas, que no cumplen su función social y presionar al gobierno para desapropiar esa tierra y que pase a manos de un sin tierra y generar asentamientos. Transformamos el latifundio abandonado en una comunidad de campesinos con derecho al trabajo, a escuela… Nuestro objetivo es otro modelo de desarrollo, es usar esa tierra para garantizar el trabajo con condiciones dignas y donde la producción esté en total sintonía con la naturaleza. La producción tiene que ser cooperando con la naturaleza. Muchas veces el trabajo de esas empresas del agro, hidro y mineral negocio suponen la destrucción de la naturaleza. Nosotros hemos adoptado la filosofía de la soberanía alimentaria que dice que los campesinos tienen el derecho a decidir qué plantar, cómo plantar y para quién plantar. También la cuestión de la agroforesta que defienden los pueblos indígenas. Esto es: agricultura en la tierra y la foresta en pie.

Todo esto demanda de nuestra parte, como organización social, un esfuerzo y un trabajo de capacitación y de formación. El Estado no formó a esas personas que están preservando la naturaleza, que están trabajando allí. Así que requiere de esa preparación para que las personas sepan cómo hacerlo. Nosotros estamos llevando a cabo una campaña para plantar 6 millones de árboles en 10 años en todo Brasil de acuerdo con el bioma de cada región. Esa campaña es un ejemplo del proceso de capacitación necesaria que hay que realizar con toda la comunidad.

Luana: Eso de lo que habló Marina es muy importante… El proceso de educación porque esto viene mucho de la crianza. Hay que educarlas desde el principio y así cuando ellas crecen son ciudadanos conscientes. Hay que comenzar a enseñar, a concienciar, desde la infancia. Así se convierten en adultos más conscientes, con mucho más respeto por la naturaleza.

¿Cuáles son vuestras aspiraciones a largo plazo, vuestros sueños?

Luana: Que el respeto por la naturaleza sea mayor. Ese proceso no es solo de la gente, la gente ya está haciendo su parte. Necesitamos que el gobierno también mire nuestro lado. Creo que si el gobierno capacitase a la gente como el MST está haciendo, el medio ambiente estaría mejor tratado y mejor cuidado. Si la Amazonía cae, la gente también va a perder vidas. La vida de todos depende de la naturaleza.

Marina: Desarrollar en la práctica un modelo de sociedad diferente. Yo veo que, a pesar de todo, hemos conquistado muchos territorios. La vida concreta allí es una sociedad diferente. Allí se trabaja para vivir. No se vive solo para trabajar. Nuestro trabajo conlleva esfuerzo y sacrificio, pero también mucho placer. El sueño de una sociedad más justa, más igualitaria… Con alegría. Ese es el sueño y es posible, no es una utopía porque la gente lo está construyendo en la práctica y tenemos ejemplos de ello. Estamos ahí, estamos vivos y en lucha.

¿Cómo podemos ayudaros desde aquí?

Luana: Cada uno debería concienciarse de lo que puede hacer para ayudar. Eso sería de extrema importancia. Vine aquí para hablar también de esto: Europa consume mucho. Tú puedes reducir un poco el consumo. Si tú estás bien con lo que tienes, si te alimentas bien… Si estás bien, no llegues a traspasar una línea que olvide esto. Hay mucha gente que asegura que ese límite ya ha sido muy traspasado para la cuestión del medio ambiente. Creo que hay que reducir un poco el consumo y conocer de dónde vienen los productos. Hay productores en Brasil que ya han pasado todo los límites y cada vez que Europa exporta la gente tiene que saber que viene bañado de sangre indígena. Tiene que saber que viene de un territorio que han arrebatado y donde han muerto indígenas por estar protegiendo esa riqueza de la naturaleza. Hay que compartir ese mensaje con tu madre, con tu padre… Eso sería muy importante.

Marina: Actividades como esta, como Acampa, donde se puede dialogar y poner estas realidades en conocimiento de las personas. Creo que esto es importante, es un intercambio de solidaridad. También creo que la sociedad local desde aquí puede encontrar formas de organización social y denunciar esas atrocidades que el gobierno de Brasil está llevando a cabo. Se puede pedir, solicitar, a los gobiernos de aquí que se preocupen por lo que pasa en Brasil tanto con las personas como con la naturaleza. Esa destrucción nos afecta a todos, no solo a quien vive y trabaja en Brasil.

“Cada vez que Europa exporta tiene que saber que esos productos están bañados con sangre indígena”