testimonio

La historia de esperanza de una mujer que venció al alcoholismo

Empecé a beber cuando tenía 15 años. El alcohol me hacía olvidar la vida de una adolescente, con depresión, ansiedad y una anorexia avanzada.

La historia de esperanza de una mujer que venció al alcoholismo
alcohólica
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Antia, Coruñesa de 18 años

Al principio bebía sola en casa, me pillaba unas borracheras criminales, pero al día siguiente siempre acababa en los hospitales sin saber cómo había acabado ahí. Ya por aquel entonces me di de cuenta que no podía seguir así, pero no quería darle tanta importancia, porque lo veía como algo normal, es decir, todos los adolescentes beben, ¿no? ¿Porque yo iba a ser la excepción?

Me mandaron a prevención de suicidio estando en el hospital, fue el único momento en el que yo pedí ayuda, y lo único que hicieron fue darme más pastillas. Aun así, quería hacerlo a mi manera, quería dejar de beber por mi cuenta. Cuando empecé a salir de botellones y discotecas les decía a mis amigos que me controlasen la bebida, que no me dejasen beber más de dos cubatas, pero en el momento que tenía algo encima se me olvidaba por completo la promesa que yo había hecho. Hasta les suplicaba que por favor me dieran una gota de alcohol porque pensaba que sin ella no iba ser capaz de seguir.

A diferencia de mí, a mis amigos no les pasaba, ellos podían beber y podían decir " hasta aquí y no más”. Los envidiaba porque yo nunca fui capaz. Al principio el alcohol y las pastillas psiquiátricas me ayudaban, eran mi fuga de la realidad, bebía y tomaba las pastillas con la intención de que por los menos durante unos minutos me olvidase de todo. Pero llegó un punto en el que el alcohol ya no me hacía el efecto que yo quería, ya no me hacía reír, ya no me hacía ser esa chica que se reía por todo, ya sufría cuando bebía. Las pastillas ya las tomaba como si fuesen caramelos.

Poco a poco fui perdiendo todo lo que tenía a mi alrededor, los amigos que tenía se habían cansado de mí, mis ex parejas se fueron todas porque ya no aguantaban a una borracha como yo, dejé mis estudios porque pensaba que ya no merecían la pena, llegó a tal punto en el que mi vida me daba igual, ya no encontraba salida ninguna a esa situación, me veía tan desesperada, y con un vacío tan inmenso que ya no había nada que me lo quitase. Estaba muerta en vida.

Llegué al grupo con 16 años por aquel entonces. Físicamente llegué muy, muy delgada, con una depresión de caballo sin saber qué iba a pasar, con un montón de complejos e inseguridades, y sobre todo, moralmente derrotada. A día de hoy ha pasado cierto tiempo y es una vida increíble, he recuperado a mis amistades, las cuales a día de hoy se preocupan por mí, he retomado los estudios, y mi calidad de vida es muy buena.

Voy a tener esta enfermedad toda la vida y tendré que lidiar con ella. Pero qué bien que por lo menos pude frenarla tan joven y tener una vida útil y feliz. 

La historia de esperanza de una mujer que venció al alcoholismo