Una de cada dos personas son edadistas

Tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS( una de cada dos personas son edadistas con las personas mayores. Una realidad que tiene efectos directos en la salud y en el desarrollo vital de aquellos que lo sufren.

edadismo
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Tamara Rademacher y A. Garci

El barrio de Los Mallos es uno de los más envejecidos de A Coruña. Alrededor de un 27,5% de los vecinos y vecinas son mayores de 65 años. En él hay aproximadamente 200 personas en edad de jubilarse por cada una que no sobrepasa los 15 años. Estos datos reflejan una demografía en la que los vecinos y vecinas son predominantemente personas mayores. Es este colectivo uno de los más vulnerables a sufrir edadismo.

¿Qué es el edadismo?

En 2021 la OMS publicó su Informe Mundial sobre el Edadismo. En él, advertía del peligro que supone este tipo de discriminación y señalaba el camino para combatirla.

El edadismo en definitiva es el concepto que engloba los estereotipos, los prejuicios y la discriminación que manifestamos contra nosotros mismos y otras personas en función de la edad. Aparece cuando utilizamos la edad para medir, clasificar o dividir a las personas y que comporta un daño o una injusticia.

Estas tres dimensiones: los estereotipos, los prejuicios y la discriminación; conforman una realidad que afecta a la vida diaria de millones de personas en el mundo. El informe de la OMS señala que 1 de cada 2 personas a nivel mundial tienen actitudes edadistas. En Europa, por su parte, los estudios desprende que 1 de cada 3 personas mayores han sufrido edadismo. Se trata de una problemática que presenta cifras reseñables y cuya importancia aumenta a medida que los estudios profundizan en el fenómeno.

El edadismo se presenta tanto de forma institucional, como interpersonal y autoinflingida y tiene efectos directos sobre la salud y la calidad de vida de las personas mayores. Entre otros, estos efectos  son: el acortamiento de la vida, el empeoramiento de la salud física, el impedimento de la recuperación de la discapacidad, la afectación muy negativa sobre la salud mental y acentúa el sentimiento de soledad y el aislamiento social. La OMS ha diferenciado estos efectos del edadismo a partir de la comparación de 422 estudios realizados en 45 países distintos.

El edadismo es el resultado de siglos de preponderancia de un modelo de envejecimiento que entendía este concepto como el camino de no retorno hacia el deterioro físico y cognitivo. Esta idea, enraizada en el imaginario social, ha configurado la idea que gran parte de la gente tiene acerca de las personas mayores. El hecho de homogeneizar un colectivo, en este caso, el de nuestros mayores, hace que la sociedad mantenga una idea única, así como maneras de discriminación, violencia y desigualdad, las cuales conforman el edadismo. Este se manifiesta de muchas maneras por parte de agentes presentes en nuestras sociedades. En palabras de La Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España, “El paternalismo, la infantilización de las personas mayores en distintos ámbitos, la marginación y la invisibilización de las aportaciones de las personas mayores a la sociedad… Estas son las principales situaciones edadistas a las que tienen que hacer frente muchas personas en nuestro país”

A medida que la formación, información e investigación acerca del edadismo aumenta, conocemos más acerca de sus efectos, repercusiones y escala. También comenzamos a vislumbrar estrategias para acabar con él. La OMS destaca tres: Política y legislación para preservar los derechos humanos y proteger a las personas de esta forma de discriminación; actividades educativas que se han demostrado como claves para eliminar el edadismo hacia las personas mayores y las intervenciones intergeneracionales para mejorar la interacción entre personas de generaciones distintas.

Lo que resulta evidente es que para erradicar este mal que afecta a una parte relevante de la sociedad y de nuestra vecindad en el barrio de Los Mallos, es esencial trabajar para cambiar nuestro propio concepto del envejecimiento. Seamos personas mayores o seamos jóvenes. Asegurar la calidad de vida a largo plazo para todos, pasa obligatoriamente por disminuir las discriminaciones. Más aún, aquellas que tienen efectos tan visibles e importantes como el edadismo.