La victoria de Europa

El pasado domingo se celebró en Francia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales con dos posibles candidatos: Emmanuel Macron y Marine Le Pen.
Macron
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Los sondeos daban resultados un poco ajustados por lo que había miedo entre los demócratas de toda Europa de que la extrema derecha llevara las riendas de un gobierno tan importante como es el francés. Finalmente, ganó Europa.

Con un 58’5% de los votos (en total, unos 18.779.641) Emmanuel Macron venció a la extrema derecha de Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de hace tan solo unos días en Francia, pero por un porcentaje bastante ajustado, ya que ella obtuvo un 41’5% de apoyo (unos 13.297.760).

Realmente esta diferencia es bastante baja teniendo en cuenta que en los anteriores comicios, en la segunda vuelta, Le Pen tan sólo tenía un 33’9%, porcentaje también superior al de años anteriores. Como vemos, el ascenso de la extrema derecha en Europa es evidente, y es por eso que todos los demócratas debemos unirnos y trabajar para ir agrandando esa diferencia cada vez más.

Macron decía en su discurso del día 24 de abril que era consciente de que mucha gente que le votó no tenía, a lo mejor, todas las ideas que él sí o que no compartía algunos de los aspectos de su programa, pero que de todas formas le votaron para impedir la llegada al Elíseo de la extrema derecha y del retroceso de libertades. Me parece fundamental entender esta reflexión, puesto que, a pesar de no tener la misma ideología o las mismas ideas en algún aspecto concreto, es relevante saber pactar, saber unirnos, en las situaciones más difíciles y, por qué no, en otras más fáciles también.

Pero no debemos olvidarnos de toda esa gente que no acudió a votar, el porcentaje de abstención fue muy elevado, lo cual también resulta preocupante, ya que estamos viviendo, en muchos países europeos, la “desconexión” con la democracia y con la política, lo cual puede favorecer el auge de determinadas ideologías que sí se movilizan y acuden a las urnas. 

Por eso, tanto el señor Macron como el resto de partidos democráticos de Francia (y, extensivamente, de toda Europa) deben trabajar también por y para ellos, para volver a atraerlos y hacer de nuestras democracias algo más fuerte.