Dermatitis atópica, cuando la piel no se defiende

Crónicas de una boticaria de barrio 
Piel atópica
Piel atópica. Imagen de Isabel F. Palomo

“Hace tres décadas que parece que los bebés se han vuelto más delicados”, -me decía una abuela cuando me pedía una fórmula para calmar la piel irritada de su quinto nieto. Y algo de razón tenía: cada vez son más los niños que nacen con piel atópica. 

La piel atópica está seca, es pobre en lípidos. Los que la sufren han perdido o no generan de forma adecuada la función barrera, de manera que es fácil que sea colonizada por patógenos (bacterias y hongos fundamentalmente) que terminan desencadenando una inflamación que se detecta por los eccemas visibles (piel enrojecida y descamada) y un molesto picor. 

Esta problemática de la piel afecta sobre todo a lactantes y niños y la incidencia se ha ido incrementando a lo largo de los años, sobre todo en los países más desarrollados. 

En Galicia, unos 279.000 gallegos pueden padecer esta dolencia, de los cuales 114.000 se encuentran en la provincia de A Coruña, según publicó Europapress en 2009. 

La atopía no suele ser grave, pero sí es muy molesta. Como la incidencia sigue aumentando, los expertos sospechan que tiene algo de relación con la exposición a tóxicos ambientales derivados de la contaminación o con algunos cosméticos utilizados para la higiene diaria que agreden el manto ácido de la piel. 

Pero la realidad es que las causas todavía se desconocen. 

Una de las recomendaciones dermatológicas más habituales es revisar las fórmulas cosméticas y evitar los componentes químicos agresivos. Con la cosmética natural Lp10 para bebés, niños y pieles delicadas evitamos ingredientes que debiliten la función barrera de la piel y así prevenimos la irritación. Nuestras cremas incorporan aceites vegetales calmantes que reducen el picor y la irritación, como el aceite de cáñamo y el de onagra. A su vez, el jugo de aloe vera favorece la humedad de la piel y calma el picor. También es muy recomendable la fórmula que contiene niacinamida por su capacidad para regenerar la barrera cutánea, protegiendo la piel y disminuyendo la pérdida de agua transepidérmica. 

La atopía se considera una afección crónica, pero los síntomas pueden aliviarse prestando especial cuidado a mantener la hidratación de la piel con activos humectantes, es conveniente no usar ropa sintética en contacto con la piel, mejor que sean de fibras naturales. 

Para la piel atópica hay que utilizar un jabón muy suave, lo más natural posible y mucho menos alcalino que los geles que se comercializan en las grandes superficies. También en la ducha hay que evitar el agua muy caliente, secar la piel con una toalla suave a toquecitos y evitar en lo posible la fricción.