Es la mascarilla, no una pubertad tardía: Consejos para controlar el mascné

Todo el día con la mascarilla puesta, además de cierta incomodidad, afecta al estado de la piel.

Mascarilla
Mascarilla (Imagen de Isabel F. Palomo)

El aislamiento perfecto, llevar el “tapabocas” bien puesto, nos garantiza una excelente defensa contra el virus causante de la COVID19, pero también nos asegura una piel asfixiada que el que más y el que menos ha notado.

 

El cóctel de calor, humedad y sudor, unido a la condensación de nuestro aliento, más CO2, que en muchos casos transporta bacterias desde nuestro esófago, está poblando los mentones de espinillas y las comisuras de los labios de grietas, aftas en los labios y otras pequeñas lesiones de naturaleza infecciosa.

 

Estos elementos de protección individual (EPI) están en contacto con la piel, la rozan, la irritan y dificultan la transpiración por lo que mantienen un entorno húmedo permanentemente que se convierte en un ambiente muy favorable para la proliferación de bacterias. Esa oclusión que paradójicamente incrementa la humedad produce deshidratación, poros taponados, descamación, eritemas o esos incómodos granitos.

 

La barrera hidrolipídica de la piel se ve afectada, especialmente en aquellas que de por sí la tienen ya debilitada, como las pieles sensibles.

Revistas dedicadas a la belleza, blogueras e “influencers” lo llaman mascné (maskné en el inglés original), una palabra que define a esta especie de acné que aparece o se acentúa por el roce del tejido con la piel y la falta de oxigenación que genera.

Los granos debidos a la mascarilla son más habituales en aquellas personas que las llevan durante su jornada laboral que en aquellas que únicamente las usan para salir de casa.

Los más afectados son los profesionales sanitarios, que suelen llevar doble mascarilla y epis más oclusivos para asegurar su seguridad al estar en primera línea de posible contagio.

También es habitual este tipo de acné entre el personal de comercios y los trabajadores de servicios públicos.

Si quieres una piel 10 y además protegida usa cosmética natural sin vaselinas ni otros derivados del petróleo que duplican el efecto oclusivo.

La limpieza profunda y respetuosa debe ocupar un papel fundamental en nuestra rutina de belleza. Ese es el mejor remedio para prevenir y controlar el acné provocado por las mascarillas.  El mejor aliado es un agua micelar natural que arrastre con un simple toque la suciedad y el sudor en la superficie de la piel, también hay que asegurarse de eliminar totalmente el maquillaje y el protector solar, ambos muy oclusivos.

Para prevenir granos y puntos negros de forma eficaz se debe limpiar la piel por la mañana y por la noche. En caso de mascné resistente ayudará usar una bruma antiséptica en el rostro y la mascarilla, evitando humedecerla.

Después se debe fortalecer la barrera de defensa de la piel con cosméticos elaborados con aceites vegetales que aporten lípidos para favorecer la elasticidad de la piel, pero que no sean oclusivos. El aceite de Cártamo o el de jojoba son aliados perfectos para nutrir en profundidad y que no taponan y aportan propiedades antioxidantes, protectoras y calmantes.

Cuando el acné ya ha hecho acto de presencia es mejor evitar los limpiadores demasiado astringentes que resecan las capas más superficiales de la piel y producen un efecto rebote. Tampoco se debe frotar o secar de forma enérgica, porque se extienden las bacterias y se irrita la piel. Lo más adecuado es secarlo con un pañuelo de algodón, o un pañuelo de papel a toques suaves. Tampoco es bueno aplicarse la crema y ponerse inmediatamente la mascarilla.

Ariana F. Palomo
Consultas a [email protected]