El gas de la risa (parte II)

Este gas, descubierto en 1775  como ya explicaba en la primera parte de este artículo publicado aquí en octubre 2021,  se vino empleando en Odontología, principalmente y desde entonces, por sus propiedades anestésicas. 

Sin embargo su fácil y libre adquisición en pequeñas cantidades (por ejemplo en ampollas al vacío para bombas de nata, etc) ha facilitado la argucia y su uso erróneo e inconscientemente riesgoso en determinadas personas por mera diversión debido a sus efectos delirantes e hilarantes.

De hecho, el óxido nitroso, ya alcanzó una enorme popularidad  por su capacidad euforizante (conocido por ello como “gas hilarante” o “gas de la risa”) en reuniones de la alta sociedad y, posteriormente, en el ámbito circense a mediados del siglo XVIII.

Por su parte, y en la misma línea en aquella época, el éter también se convirtió en una bebida euforizante competencia directa de las bebidas alcohólicas y dispensada en tascas y tabernas, llegando a ocasionar en algunos países como Irlanda, una auténtica epidemia de “eteromanía”.

Ya en la actualidad, y en particular en los últimos 4-5 años, las autoridades han venido alertando del peligro asociado al consumo indebido de óxido de nitrógeno (óxido nitroso), sin los conocimientos y medios técnicos correspondientes, ni con el adecuado propósito médico, tras producirse en Marbella dos accidentes graves entre jóvenes que habrían consumido esa sustancia por diversión combinada con el alcohol y que han resultado heridos de gravedad a consecuencia de ello. Otros incidentes similares se han registrado también en otros países como Inglaterra o Francia en el último año y medio. 

Y es que su uso descontrolado da lugar a alteraciones en el sistema nervioso (delirios, alucinaciones, embriaguez, euforia y aturdimiento) que podrían ser el desencadenante de los accidentes mencionados donde una menor y un joven británicos se arrojaron al vacío desde un puente y una vivienda respectivamente.

El óxido de nitrógeno es una sustancia incolora con ligero olor dulce que  se presenta tanto en forma líquida como en gas comprimido y legalmente se utiliza en pequeñas cantidades como anestésico para operaciones indoloras en algunos procedimientos dentales, pero también con fines industriales en repostería o estética.

Sin embargo, en los últimos años, se ha puesto de moda en este último formato entre algunos jóvenes en fiestas, al ser relativamente barato y producir los efectos descritos antes, los cuales se incrementan peligrosamente al combinarse con alcohol.

El informe anual del Observatorio Francés de la Droga y las Toxicomanías (OFDT), ya en diciembre de 2018, señalaba el resurgimiento del uso del óxido de nitrógeno, especialmente entre los estudiantes de medicina en Burdeos, Lyon, París y Lille. Según una encuesta de la mutualidad estudiantil Smerep, es incluso la tercera droga más consumida por los estudiantes, después del cannabis y el popper.

Y si bien con 8 gr de protóxido por cartucho la toxicidad inmediata es baja, el producto tomado regularmente y en dosis altas puede causar efectos neurotóxicos, que van desde hormigueo hasta trastornos de la memoria, pasando por náuseas, dolor de cabeza, vómitos, alteraciones del ritmo cardíaco y de la tensión arterial, o deficiencia de vitamina B12.

Todo ello ha hecho que se regule al respecto y esté previsto el incorporar el óxido nitroso a la futura Ley de adicciones dentro del apartado de inhalantes y otras sustancias que, sin ser drogas, se utilizan como tales. De hecho ya en ciertos países, incluyendo algunas comunidades autónomas de la Península Ibérica como el Principado de Asturias, esté prohibida su venta, dispensación y publicidad.