Réquiem por el Deportivo de La Coruña

El pasado sábado día 3 se produjo un nuevo fracaso en la espiral descendente que esta atravesando el R. C. Deportivo de La Coruña, desde la salida de Augusto César Lendoiro en enero de 2014. 

Lamentablemente, este nuevo fracaso era perfectamente previsible. Era lo que tenia que pasar. Ya se que a toro pasado es muy fácil  hablar, y que todo ha sido por la mala suerte de un gol a falta de 7 minutos del final de la prórroga y que sin ese gol el Deportivo estaría en Segunda División. Pero el problema es estructural, y si no se hubiera producido ese gol, el fracaso no se evitaría, sino simplemente se retrasaría, pero el Deportivo seguiría instalado en el fracaso. 

El fracaso principal del Deportivo es que ya no es un Club Deportivo con una fuerte vinculación orgánica a sus socios y abonados, que consiguió mantener a pesar de su conversión forzosa en S.A.D, sino un departamento más de ABANCA, como puede ser el departamento de personal, el departamento financiero, o el departamento de inversiones. 

Y de ese principal fracaso deriva todo lo demás. 

En este departamento llamado Deportivo de La Coruña, como en todos los demás departamentos de ABANCA, los aficionados, no pintan nada. Solo cuentan los intereses económicos de la empresa propietaria. Es ABANCA, no los aficionados, quien nombra y desnombra a los directivos; es ABANCA, no los aficionados, la que decide la cantidad que se va a invertir en los fichajes; y es ABANCA, no los aficionados, la que, en definitiva, tiene la última palabra en cualquier decisión que se tome por medio de un “comisario político” que controla y decide toda la actividad de este nuevo departamento, con total independencia de lo que quieran o piensen los aficionados. 

Sorprende mucho que la afición no sea consciente de esto.  

Ello es debido a que la magnífica labor de propaganda desplegada por ABANCA ha dado sus frutos. El citado sábado, ha habido mas de 20.000 aficionados en La Coruña y alrededores que se han creído que “eso”, “ese departamento de ABANCA” sigue siendo el Real Club Deportivo de La Coruña solo porque lleva el mismo escudo, del  que también se ha apropiado ABANCA, y juega en el mismo estadio municipal que ahora se llama ABANCA Riazor. 

He visto muchos aficionados jóvenes. No tengo el dato, pero creo no equivocarme si digo que la edad media de los abonados y aficionados en general se ha reducido notablemente en estos últimos 8 años. Y ello puede explicar  el conformismo, la pasividad e incluso la indolencia con que la mayor parte de la afición ha aceptado sumisamente, aborregadamente, la apropiación, en mi personal opinión, fraudulenta, que ha hecho ABANCA del Deportivo de La Coruña. 

Queda un pequeño reducto, la Asociación de Pequeños Accionistas del Real Club Deportivo de La Coruña, a la que me honro en representar, que sigue luchando en los juzgados para recuperar al Deportivo de La Coruña y rescatarlo de las hambrientas fauces de ABANCA.

No lo tenemos fácil. 

ABANCA lo ha hecho muy bien para sus propios intereses. 

Primero se ha coaligado con la prensa canallesca de la ciudad. De toda la prensa local, tanto escrita como hablada. No hay un solo periódico o emisora de radio en toda la ciudad que haya vertido la más mínima crítica a la operación claramente irregular por la que ABANCA, por la irrisoria cifra de CINCO MILLONES DE EUROS, y sin posibilidad de rescate o devolución, se apropió del Real Club Deportivo de La Coruña. Y después, esa misma prensa ha venido alentando el sentimiento deportivista con ocultación total del cambio esencial en la propiedad, destino y gestión del antiguo Club y aplaudiendo sumisamente cualquier decisión de ABANCA, principalmente la imposición de una directiva claramente “apesebrada” que entre todos no reúnen una sola ficha de la Federación de Fútbol.     

En estas condiciones, el nuevo fracaso del pasado sábado, solo sirve para entonar un Réquiem por el Deportivo de La Coruña, de cuya desaparición solo puede librarse en el caso de que prosperen las acciones judiciales emprendidas para anular la apropiación del club por ABANCA y devolver la capacidad de decisión a los aficionados.

Lo peor de todo es que a los aficionados no parece importarles mucho recuperar la capacidad de decisión, por la que venimos luchando arduamente, porque gran parte de los de más edad, se sienten avergonzados por su propia indignidad, demostrada con su pasividad y conformismo ante las operaciones apropiatorias de ABANCA y los más jóvenes, no han llegado a sentir el orgullo de formar parte de un proyecto deportivo propio y de creer, defender y luchar por lo que es suyo. 

Verdaderamente daba pena ver las lágrimas que han vertido muchos aficionados por algo que no es otra cosa que un activo más de ABANCA y que, equivocadamente,  siguen considerando como algo propio, porque la propia ABANCA y la prensa local se lo han venido haciendo creer así. 

Esta vergonzosa manipulación de la verdad cuenta incluso con la complicidad del ayuntamiento local que sigue cediendo un estadio que es propiedad de la ciudad para la mayor gloria (y beneficio) de ABANCA contribuyendo con  ello a reforzar la falsa idea de pertenencia de muchos aficionados al Real Club Deportivo de La Coruña. 

Y así, pasa lo que tiene que pasar.

Quizás esto sirva para que muchos de esos más de 20.000 aficionados, despierten de ese sueño narcotizante, y se den cuenta de que si el Deportivo de La Coruña es un patrimonio exclusivo de ABANCA y que  ellos en ese patrimonio no pintan nada, no se les considera ni se les tiene en cuenta para nada, debe de ser ABANCA la que llore por el ascenso frustrado.

Pueden estar ustedes seguros de que a ABANCA no le va a caer una sola lágrima, porque las lágrimas solo surgen de los sentimientos. Y ABANCA tiene dinero, pero no sentimientos.  .