La estatua, erigida originalmente en la Plaza del Comercio por la Asociación de Uruguayos 25 de agosto, había desaparecido misteriosamente hace unos meses, generando especulaciones y preocupaciones entre la comunidad uruguayo-coruñesa. Sin embargo, estas preocupaciones se disiparon rápidamente cuando se reveló que la estatua no había sido robada, sino que había sido trasladada con la colaboración del Ayuntamiento de A Coruña.

El Cónsul D. Ramiro Rodríguez Bauseo desempeñó un papel crucial en la resolución de la incertidumbre que rodeaba la desaparición del monumento. Tras ponerse en contacto con el ayuntamiento, se aclaró que la estatua sería reubicada en un lugar aún más destacado: frente al Palacio de la Ópera, en la calle Uruguay. Esta reubicación simboliza un vínculo más fuerte entre la comunidad uruguaya y la ciudad que ha acogido a tantos inmigrantes con raíces en el país sudamericano.

La ceremonia de re-inauguración atrajo a una audiencia diversa y distinguida. La Alcaldesa de A Coruña, junto con la Embajadora y el Cónsul de Uruguay, encabezaron el evento. Además, la presencia de autoridades locales y miembros de la tripulación del buque escuela Capitán Miranda, que se encontraba en la ciudad para las Tall Ship Races, enfatizó la importancia del evento en el contexto cultural y diplomático.

Las figuras políticas tampoco faltaron en esta ocasión especial. Los concejales del Partido Popular (PP), Miguel Lorenzo, y del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Francisco Jorquera, también asistieron a la reinauguración. Este acto de unidad política subraya la relevancia de honrar a figuras históricas como Artigas, que trascienden las divisiones partidistas y unen a la comunidad en un sentimiento de respeto y reconocimiento.

La reubicación y re-inauguración de la estatua de José Gervasio Artigas no solo rinde homenaje al legado del padre de la patria uruguaya, sino que también fortalece los lazos entre la comunidad uruguaya y la ciudad de A Coruña. Este evento, marcado por la emoción y la celebración, demuestra cómo la historia y la cultura pueden converger para construir puentes entre naciones y comunidades, incluso a lo largo de dos décadas.

Estas fueron las intervenciones en el acto.

Inés Rey, Alcaldesa de A Coruña

Terceiro intento. Moi bo día a todos e a todas neste día especialmente coruñés, este verano que botábamos tanto de menos, esta choiva que da a benvida a toda a comunidade uruguaya que hoxe nos acompaña neste acto, empezando pola Embaixadora de Uruguay, por la Embajadora de Uruguay en España, Teresa Ayala. Bienvenida. Muchísimas gracias. Don Ramiro Rodríguez Bauseo, Cónsul General de Uruguay en Galicia, Mario Bauchet, comandante del buque escuela, Capitán Miranda y capitán de navío y por supuesto, a toda la tripulación del buque, que además está estos días en la Tall Ship; y al coronel Heriberto Garcia, Agregado de Defensa de la Embajada uruguaya, así como a mis compañeros y compañeras de la corporación, amigos y amigas que os habéis acercado hasta aquí en el día de hoy y a acompañarnos en este acto.

Como no puede ser de otra manera, es un honor para mí compartir con ustedes un día tan especial para toda la comunidad uruguaya que hoy conmemora exactamente su centésimo nonagésimo octavo aniversario de la independencia de Uruguay, el 198, y desde la ciudad de A Coruña lo queremos celebrar con este pequeño homenaje a su máximo prócer, el General José Gervasio Artigas, cuyo busto quedará desde hoy reinaugurado frente a este Palacio de la Ópera, en la calle Uruguay. Le doy paso a la embajadora doña Teresa Ayala para que nos dedique unas palabras.

Teresa Ayala, Embajadora de Uruguay

Muchísimas gracias. Buenos días a todos. Un gusto estar aquí, estimada alcaldesa de Coruña, Inés Rey, estimados integrantes de la Corporación Municipal. Estimado portavoz del Bloque Popular, un gusto, estimado Capitán de Navío Baucher, Capitán de fragata, representantes de la tripulación del velero Escuela Capitán Miranda.

Queridos compatriotas, muchas gracias por la presencia hoy aquí, por acompañarnos. Significa muchísimo para nosotros vuestra presencia aquí. Es para mí un honor dirigirme a todos ustedes en la inauguración del nuevo emplazamiento del busto del general José Gervasio Artigas en A Coruña, coincidiendo con la visita de nuestro velero Capitán Miranda a esta ciudad y en este día tan especial para nosotros, por conmemorarse un nuevo aniversario de nuestra independencia nacional.

Este busto del General Artigas adquiere una fuerza y una simbología muy especiales cuando se emplaza fuera del Uruguay, porque oficia de recordatorio para todos nuestros compatriotas del legado y del ideario que el artiguismo dejó en todos nosotros. Un legado de igualdad y democracia que todos los uruguayos estamos llamados a honrar y perpetrar donde quiera que estemos. Pero este busto se simboliza además, estimada alcaldesa, el vínculo entrañable que une a uruguayos y gallegos, especialmente a uruguayos y coruñeses en esta ciudad en la que, efectivamente, nadie es forastero.

Por todo eso nos sentimos tan en casa, en esta hermosa ciudad, porque vemos reflejada en la esencia del uruguayo la esencia del gallego, especialmente de tantos que zarparon de estos muelles que hoy celebran el encuentro y la confraternidad de las diferentes naciones representadas en los buques que conforman la regata.

Para finalizar, no quiero dejar de agradecer, muy especialmente en su persona, el esfuerzo realizado por los funcionarios del Concello de A Coruña, el cual nos ha permitido en el día de hoy inaugurar este busto en este emplazamiento tan significativo sobre la Rúa Uruguay y en esta fecha tan especial para nosotros. ¡Viva la patria! ¡Viva Uruguay! ¡Viva Galicia! ¡Viva La Coruña! Muchas gracias.

Inés Rey

Muchas gracias, querida Teresa, querida embajadora, por tus palabras, por el cariño hacia nuestra ciudad y a toda nuestra comunidad, Galicia.

Como decía al inicio, es un honor compartir con ustedes un día como hoy, con este pequeño homenaje que le hacemos al general José Gervasio Artigas, el máximo prócer de la independencia de Uruguay hoy en su día, en el día de su conmemoración.

Un hombre cuya valentía no se veía reñida con la razón, llevó sus ideas y valores a lo que fue una de las conquistas más importantes de América Latina. Su creencia en la libertad es hoy modelo y motivo de orgullo para miles de compatriotas que así lo recuerdan, especialmente para aquellos que hoy se encuentran distanciados de su patria físicamente, aunque emocionalmente más arraigados que nunca.

Y como alcaldesa, hoy quiero hacer una especial mención a los que han hecho, los que habéis hecho de este rincón del Atlántico vuestro hogar. Los lazos, así lo decía bien la embajadora, entre A Coruña y Uruguay, así como entre Galicia y todo el conjunto de América del Sur, forman ya parte de nuestra historia, de nuestro imaginario colectivo. Esa “morriña” que nace en el océano y una vinculación que ha encontrado su reflejo incluso más allá de los propios discursos, también en los escritos, como en un artículo que publicaba el periódico El País en enero de 1984 y que decía lo siguiente: “Es claro que la afinidad no está solo en los rostros y en la actitud acogedora, sino también en el aire salitroso, en la condición de ciudad portuaria, en la Avenida de la Marina, tan semejante a nuestra Rambla Costanera y hasta en la misión orientadora de los respectivos faros que aquí y allá reciben o despiden a los emigrantes que se suceden en el océano".

Esa afinidad, tan bién descrita, lleva también el sello de quien fue una de las voces más reconocidas de la poesía contemporánea, Mario Benedetti, compatriota que bajo el título “Coruñeses y montevideanos”, dejó grabada su visita a Coruña con motivo de la reedición facsímil de la revista Alfar, clave para entender también el intercambio cultural entre España y Latinoamérica. Una visita que, por cierto, no fue ni única ni la última, porque, aunque no todo el mundo lo sabe, hace 25 años Benedetti dio su especial bienvenida en un teatro Colón lleno, que lo escuchó confesarse con aquella frase “Sé que voy a quererte sin preguntas, sé que vas a quererme sin respuestas”.

Esa curiosa referencia a la afinidad que describió Benedetti evidencia la importante conexión que tenemos entre ambos pueblos, lo que hoy nos trae aquí y estrechar esos lazos con una comunidad con la que compartimos mucho más que historia, también cultura. Desde este 25 de agosto, el busto del General Artigas cobrará un nuevo significado. Lo situamos frente a uno de los edificios culturales más significativos de nuestra ciudad, como es el Palacio de la Ópera, un homenaje que hacemos a su figura, también a la comunidad uruguaya en su conjunto, especialmente a la coruñesa, pero también al ejercicio cultural realizado por tantos hombres y mujeres desde las diferentes disciplinas que supone la pervivencia de los lazos entre nuestras tierras.

Todo lo que se haga desde aquí es poco para reconocer y recordar a quienes también en su día nos acogieron a nosotros. Un país que tuvo un importante papel en el desarrollo de nuestra economía local en los primeros años de la posguerra y que encontró en esta ciudad, como escribía también el propio Benedetti, un complemento ideal en esa Coruña imaginativa y viajera que siempre miró hacia el mar. No es casualidad que el primer centro gallego abierto en Latinoamérica fuese en Uruguay y mucho menos que su arquitecto Alfredo Campos, sea de origen coruñés. Quizá por eso sea que dos mujeres como Rosalía de Castro y Concepción Arenal dan nombre a su sala de honor y a su biblioteca, respectivamente, al igual que hoy, también forman parte de la cúpula de nuestro salón de plenos. Conexiones, como digo, que no son casuales, sino que forman parte de toda esa estrecha vinculación que sentimos con ustedes. Así ha venido siendo desde hace años y seguiremos trabajando para que no cese.

Aprovecho para hacer una especial mención a la Asociación 25 de Agosto por el trabajo que desempeña desde a Coruña para seguir manteniendo vivo ese vínculo. Reitero, para terminar el agradecimiento tanto al Comandante como a la embajadora, al cónsul, a la tripulación al completo por acompañarnos en este día, así como a todos estos coruñeses-uruguayos, uruguayos- coruñeses que hoy están en este acto. Espero que sean muchos años más los que celebremos esa mirada compartida hacia la libertad y hacia los valores democráticos que hoy recordamos con este homenaje a quien también, en palabras del gran Benedetti, se las arregló para ser contemporáneo de quienes nacieron medio siglo después de su muerte. Vaya hoy este humilde reconocimiento desde este rincón del Atlántico al máximo prócer, al general Artigas y con él a todos los uruguayos y uruguayas que mantienen vivo su espíritu. Así que, como terminaba la embajadora, ¡Viva Uruguay! Muchísimas gracias.

Reseña del General Artigas

Por Jorge Gil

José Gervasio Artigas nació en Montevideo, Uruguay, el 19 de junio de 1764 y falleció en Asunción, Paraguay, el 23 de septiembre de 1850, y fue el primer gran caudillo del Río de la Plata.

Militar y estadista rioplatense que actuó durante la Guerra de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y que se destacó por ser el heraldo del federalismo en lo que hoy son Uruguay y Argentina . ​ Recibió los títulos de «Jefe de los Orientales» y «Protector de los Pueblos Libres». Es recordado en ambas márgenes del Río de la Plata. En Uruguay es el héroe nacional, el máximo prócer del proceso independentista, donde se le considera el Padre de la Patria.

José Artigas tuvo una actuación destacada en las Guerras de independencia hispanoamericanas y en el predominio de las ideas republicanas sobre las monárquicas. Luchó sucesivamente contra el Imperio español, el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve y contra los unitarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata, tanto de Buenos Aires como de Montevideo.

Artigas era oriental, entendiéndose como tal al habitante de la Banda Oriental de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que estaba compuesta por lo que actualmente es Uruguay y por parte del actual estado brasileño de Río Grande del Sur. De manera directa, sus luchas se orientaron a la conformación de la Liga Federal (también fue conocida como la Liga de los Pueblos Libres). Fue un gran defensor de la libertad y los derechos de la tierra para el pueblo (llevó adelante la primera Revolución Agraria en América), organizada estrictamente sobre los principios de la república y del federalismo. A la Liga Federal se unieron, además de la Provincia Oriental, las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y los pueblos de Misiones, todas ellas parte actual de la República Argentina, por entonces las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Su férrea defensa de la autonomía federal de las provincias contribuyó de manera indirecta a la independencia de España de los territorios que conformaron la Liga Federal. En 1828, al concluir la Guerra del Brasil, parte de la Provincia Oriental —el norte se mantuvo en poder brasileño— se transformó en un estado independiente del resto de las provincias argentinas surgiendo el Estado Oriental del Uruguay, cuando Artigas ya se encontraba en su largo exilio de 30 años en Paraguay, país donde murió, tras haber sido combatido por el centralismo unitario porteño en complicidad con caudillos federales que veían a un enemigo en Artigas, y que terminaron pagando dicha traición con sus propias vidas. Así fue el caso de Francisco Ramírez, caudillo de la provincia argentina de Entre Ríos, ex lugarteniente del gran caudillo oriental, que derrotándolo en las batallas finales sin conseguir matarlo, hizo que Artigas buscara refugio con varios de sus hombres en Paraguay. Dicha Liga Federal, era una confederación de provincias, lo que hoy en día es Uruguay, Argentina y Brasil, cuyo objetivo era establecer en lugar de un Estado centralista en la nueva nación que estaba surgiendo en esa región.

Artigas, un hombre de talla universal, de fuerte formación filosófica, política, humanística, que había bebido de la Ilustración, que fue capaz de crear con pensamiento propio una filosofía popular en América del Sur. Era un hombre magnánimo que predicaba con el ejemplo y la pedagogía, los valores de la justicia, la libertad, el honor, la verdad, la virtud, el bien, la patria, la familia grande, la soberanía, la unión y la cooperación de los pueblos libres, del amor, de la revolución, de la ética, que debíamos realizar una regeneración moral para llegar a lo que denominaba la pública felicidad. Un hombre alejado de la tiranía y el despotismo. Muchas veces denostado injustamente durante un extenso período de la historia. Un revolucionario ejemplar en la historia de América del Sur. Es oportuno concluir este perfil, con dos de sus máximas: “Con libertad ni ofendo ni temo” - “Despliéguense las ideas que harán feliz a la América del Sud”