Paz y noviolencia

España: Gasto Militar y Presupuestos Generales del Estado, lo que se ve y lo que no

¿El Gasto Militar en los PGE es real? Mucho nos tememos que no.
España: Gasto Militar y Presupuestos Generales del Estado, lo que se ve y lo que no
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Protesta antimilitarista ante el Cuartel General del Ejercito noviembre 2021 (Imagen de DesarmaMadrid)

Pressenza | 24.12.21 - Madrid, España - Redacción España | Enrique Quintanilla Alboreca y Ovidio Bustillo García

Después de los típicos tira y afloja parece que el próximo 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, se van a aprobar los Presupuestos Generales del Estado para el 2022 elaborados por el “Gobierno más progresista de la historia”. En lo que a nosotras nos ocupa, nos fijamos primero en lo que se va a destinar al Ministerio de Defensa, que asciende a algo más de 10.000 millones de euros.

¿Pero es este el Gasto Militar real? Mucho nos tememos que no. En cuestiones militares, las cuentas nunca están claras.

Hace unos días han salido dos informes realizados por personas y colectivos muy profesionales que nos demuestran que los gastos reales son mucho, pero mucho mayores.

Uno de cada cinco euros que invierte la Administración central tiene una finalidad militar

El Informe nº 50 del Centre Delàs, titulado El gasto militar real del Estado Español para 2022 elaborado por Jordi Calvo, Xabier Bohigas y Quique Sánchez Ochoa, lo cifra en 22.796 millones de euros, “un 124% más de lo que asigna el Ministerio de Defensa, lo que supone un récord histórico y un crecimiento del 5,75% respecto al año anterior”. Y continúa: “Este incremento se explica en parte por el aumento del 16,2% en las inversiones en armamentos, que alcanzan los 4.581,5 millones, lo que supone que uno de cada cinco euros que invierte la Administración central tiene una finalidad militar”.

En otro informe Juan Carlos Rois, uno de los mayores expertos en analizar y profundizar en los PGE desde un punto de vista antimilitarista, afirma que el Gasto Militar “alcanza de facto la escalofriante cifra de 22.256,33 millones de euros, que llegará a alcanzar los 31.168,34 millones de euros una vez se añadan las partidas que de manera habitual se han venido agregando a la ejecución final del presupuesto de Defensa, que incomprensiblemente siempre falla y se calcula entre un 35 y un 50% menos de lo que finalmente se gasta”. Como muestra, este recentísimo botón, de hace apenas unos días: casi 2.000 millones de euros más para comprar armas.

Ambos documentos nos llevan a algunas conclusiones preocupantes, de la que descolla una, incontestable: el Gasto militar es deliberadamente opaco.

La falta de rigor en las cuentas del Ministerio de Defensa sería inviable en otros ministerios. La ocultación de Gasto Militar mediante el truco de incorporarlo a otros ministerios da cuenta de la mala conciencia que deben tener políticos y militares para camuflar más de dos tercios del gasto real y la falta de argumentos convincentes para justificar semejante despilfarro en las necesidades de defensa cuando no hay enemigo de quien defenderse.

Gobierne quien gobierne, el gasto militar lo defienden

Pero lo cierto es que las políticas militares de los sucesivos gobiernos de derecha e izquierda, en cuanto a Gasto Militar se refiere, no tienen ni siquiera matices diferenciadores. Gobierne quien gobierne, el gasto militar lo defienden. Sube, sube siempre, y el intervencionismo en países que ningún daño nos hicieron, también. Los costosos programas de armamento no tienen contestación en el parlamento ni se conocen disensos en su opaca comisión de Defensa.

Sangría de recursos y empobrecimiento general

Los Programas Especiales de Armamento suponen una sangría constante de recursos con la excusa de la modernización del ejército, tarea que llevan los sucesivos gobiernos intentando sin conseguirla, porque no es un objetivo, sino un medio, para seguir dando protagonismo y recursos al complejo político-militar-industrial con puertas giratorias bien engrasadas e intereses entrelazados. La tela de araña de este complejo tiene como rehenes a los trabajadores de la industria de armamento que tienen que elegir entre el pan para su familia, construyendo armas que llevarán el hambre y la muerte a inocentes, o quedar en el paro en regiones deliberadamente militarizadas. Según el Centre Delàs estos programas han supuesto un gasto de 51.644 millones de euros, y han generado una deuda que, a juicio de Rois, alcanzará los 43.000 millones de euros, contando con que solo el gasto militar incorporado a otros ministerios asciende a 22.256,33 millones de euros y con que cada año la ejecución final del presupuesto de Defensa siempre falla y, un año tras otro, calcula entre un 35% y un 50% menos de lo que gasta.

Todo presupuesto es limitado. La elección de la inversión nos da cuenta de las prioridades y los objetivos de cada gobierno. Lo que se invierte en mantener un costoso ejército y equiparlo con armamento de moda no se invierte en sanidad, educación, pensiones, investigación civil o acabar con las colas del hambre. El hecho de que uno de cada cinco euros que invierte la Administración central tenga finalidad militar nos da buena cuenta de las prioridades del Gobierno y del enorme coste de oportunidad que supone no disponer tales recursos para fines sociales. Estos presupuestos nos alejan del cumplimiento de los objetivos de la agenda 2030 y de avanzar en una transición ecológica que la propia actividad militar hipoteca. En aras de una seguridad militar que nadie amenaza, el gobierno sacrifica las necesidades básicas de millones de personas, negándoles el acceso a una seguridad humana hipotecada y que impide una vida digna.

España: Gasto Militar y Presupuestos Generales del Estado, lo que se ve y lo que no