Cooperación Expandida: segunda jornada de las interdependencias

No hay desarrollo sin seguridad y sin respeto a los derechos humanos

Presentó el acto y moderó Silvia Cameán, Concejala de Justicia Social y Cuidados.

No hay desarrollo sin seguridad y sin respeto a los derechos humanos
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Momento del colquio

La primera intervención corrió a Cargo de Jesús Núñez Villaverde, economista y militar retirado, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y especialista en temas de seguridad, construcción de la paz y prevención de conflictos, con especial atención al mundo árabe-musulmán. Apuntó que en un mundo globalizado las brechas de desigualdad son el principal factor de conflictos violentos. No hay desarrollo sin seguridad y sin respeto a los derechos humanos. Relató cómo la ONU ha planteado el problema, pero no se ha actuado en consecuencia por falta de voluntad política de los países miembros. Hoy estamos ante la mayor brecha de desigualdad de la Historia, con los estados nacionales debilitados por la desregulación promovida en los ochenta, incapaces de garantizar las necesidades y los derechos básicos. Esta brecha, si bien tiene lugar en cada país, es también una brecha entre países y aunque sólo fuera por egoísmo inteligente, se debería cooperar con el desarrollo de los países más atrasados. Pero eso no es posible dentro del actual modelo social, donde el desarrollo de unos países se genera en base al expolio de otros.

En cuanto a la seguridad, ha bajado el número de muertes por violencia física: sólo el 1,6% del total de muertes. Sin embargo hay 40 conflictos armados en curso. El Consejo de Seguridad de la ONU no tiene los medios para intervenir en ellos. A pesar de dos intentos de reformas en 1995 y 2005, todo quedó en el papel y la ONU no puede ejercer la función para la que fue creada. Los gobiernos hablan continuamente del terrorismo, como la principal amenaza, escondiendo el cambio climático y las armas de destrucción masiva, que son amenazas mucho mayores. El tema del terrorismo es tratado sólo militarmente sin atender a las causas estructurales en las que se desarrolla.

En cuanto a los Derechos Humanos, están en la agenda de los países, pero sólo para cuando conviene.

En este contexto, la Cooperación al Desarrollo es un mero paliativo sin ninguna capacidad para transformar situaciones.

A continuación intervino Ulrich Schiefer; profesor e investigador en el Centro de Estudios Internacionales del Instituto Universitario de Lisboa (ISCTE-IUL) donde es director do Doctorado en Estudios Africanos. Acotó sus referencias a la Cooperación al Desarrollo en el África subsahariana (menos el Sur de África). En los últimos cincuenta años se ha experimentado con la cooperación al desarrollo, pensando en generar desarrollo en África. Para ello se ha intervenido en cuatro ejes: económico, humanitario, cooperación y seguridad. En el económico se ha fracasado respecto a los objetivos de industrialización por falta de condiciones económicas suficientes: tejido industrial subsidiario, estabilidad política.... En el humanitario se ha trabajado con la ayuda alimentaria y los campos de refugiados. Estos últimos habían funcionado en Europa tras la segunda guerra mundial, porque fue una situación transitoria. Pero en África se han convertidos en una forma de vida. Y el resultado es que son incubadores de violencia. En cuanto a la Cooperación, siempre fue insuficiente para tener incidencia en las economías africanas. En cuanto al eje de Seguridad, también el resultado es negativo, pues lo que se ha logrado es aumentar la capacidad destructiva de las sociedades y actualmente, se está combinando con la ayuda al desarrollo con el único interés de contener los flujos migratorios.

Los efectos en los países receptores ha sido el desvío de la atención de las élites, que en vez de centrarse en el desarrollo económico, lo hacen en la obtención de ayudas, convirtiéndose esta en un botín desestabilizador que termina siendo invertido en sistemas represivos. No se ha tenido suficientemente en cuenta la matriz organizacional de estas sociedades, fuertemente agraria y étnica, mientras las ayudas llegan a las grandes ciudades, despoblando los campos y destruyendo sus bases económicas. Salvo países con petróleo o materias primas de alto valor, las economías no son sostenibles y se está rompiendo el modelo de vida tradicional

La última intervención corrió a cargo de Ana Larcher Carvalho; profesora e investigadora en el Centro de Estudios Internacionales del Instituto Universitário de Lisboa (ISCTE-IUL) y especialista en los impactos de la cooperación internacional en el área de seguridad y de la transformación agraria en África. Habló de los impactos no intencionales de la Cooperación al Desarrollo, muchas veces más negativos que positivos. Explicó cómo el trabajo de “peacebuilding” que incluía seguridad más política más economía… poco a poco, se fue reduciendo a “seguridad”. Como ejemplo de impacto no deseado (“blowback”) mencionó a Al Qaeda. Trabajó en un estudio centrado en la intervención en Guinea Bissau, en la reforma del sector de seguridad que comenzó en 2008 y terminó en 2010, considerado un éxito, a pesar de que en ese período fue asesinado el presidente del gobierno. En realidad, la seguridad en Guinea Bissau era mucho menor tras la misión europea.

Un impacto no deseado es el agravamiento de las dinámicas de conflicto. Al disminuir el número de efectivos de seguridad, éstos se convierten en un nuevo problema y también se alteran las relaciones de poder, lo que los militares ven como una amenaza. Es necesario conocer mejor el medio sobre el que se actúa.

En el coloquio se habló de la falta de prevención, dada por el cortoplacismo de la acción política ceñida al ciclo electoral. También de buscar nuevos modos de cooperación no verticales y no eurocéntricos.

No hay desarrollo sin seguridad y sin respeto a los derechos humanos