Facendo memoria: el Aparcamiento Los Mallos

José Salgado: "La Ronda de Outeiro no tenía salida"

Estamos con José Salgado, que es quien creó el Aparcamiento Mallos y vamos a rescatar la historia del mismo.

José Salgado: "La Ronda de Outeiro no tenía salida"
Salgado
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¿En qué año te pusiste con el proyecto del aparcamiento?

Debe hacer ya 24 años. Fue la época en que el colegio Los Mallos tendía ya a desaparecer porque ya se habían hecho en el barrio colegios en condiciones, o sea, “colegios-colegios”, y entonces, claro, estos colegios que estaban realmente metidos en bajos, pues tenían ya muy poca, muy poca, ¿cómo diría yo?, muy poca disculpa de continuar. Entonces, ya de aquella, estábamos funcionando con Distrito Mallos, con la Asociación de Comerciantes y entonces, al pensar ya que el colegio dejaba de funcionar, pues gente del barrio que pertenecían ya al Distrito, pues empezamos a hablar. "Oye, mira, y ahora hacía mucha falta… Los chavales ya tienen colegio y tal, pero lo que es un problema enorme es lo de los coches, porque el mío está en la Ronda de Outeiro" que no tenía ni salida. Hacia la Estación no había salida. ¿Se terminaba allí donde la Estación? Sí, sí, había allí como una especie de monte pequeño y entonces toda la ronda era un aparcamiento. Hace poco me mandaron una foto desde un avión u no se veía la calle. Era todo coches aparcados, no había donde meter los coches, estaban metidos ahí. Entonces empezamos a darle vueltas al tema. Yo hablé con gente que estaba metida ya en ese mundillo con el Ayuntamiento y dije mira, lo primero que hay que hacer es conseguir el dinero. Eso te decían del Ayuntamiento. Claro, claro. Lo primero es conseguir el dinero, porque claro, con un aparcamiento de supersticiones es muchísimo dinero el que hace falta. Entonces, como primera cosa, empezamos a ver gente que quisiera hacer una SL, o sea, una empresa S.L. Nos aconsejaron: lo mejor es que sean doce personas, las doce personas constituyen la empresa Aparcamiento Los Mallos S.L..

Hicimos todo el papeleo, la mayoría eran comerciantes que ya tenían relación con el Distrito Mallos. Y todo ese primer paso fue eso: constituir una empresa, una SL y nos reunimos, constituimos eso. Se hizo con una asamblea y se nombró al Gerente y administrador único que, claro como el que había iniciado todo el tema era yo, pues, lo normal, me nombraron a mí, todos de acuerdo.

En aquella época estaba de alcalde Francisco Vázquez ¿Tú llegaste a hablar con él del tema?

Yo con los que hablaba del tema era con los concejales. O sea, yo con el alcalde hablaba porque era ex-alumno y teníamos cierto trato. Aparte, yo en aquellos momentos ya estaba metido en el CDS, y entonces bueno, ya con algunas visiones de político y esas historias, porque al final terminé siendo el Presidente Provincial del partido de Centro y llegué a tener un trato bastante bueno con con Adolfo Suárez, que venía por aquí por Coruña y siempre nos citábamos y estábamos juntos, comíamos juntos y eso que fue para mí una gran cosa. Yo estoy muy orgulloso de eso, francamente.

Entonces se hizo eso y el trabajo fue empezar a hablar con gente para “Mira, te queremos hacer un aparcamiento, cada plaza va a salir a tanto...” Bueno, para eso anteriormente, claro, nos pusimos en contacto con Dragados y Dragados hizo el proyecto.

Perdón, una pregunta porque es que me cuesta entender. ¿En el Ayuntamiento lo que os dicen es que os busquéis la vida y construyáis un aparcamiento? ¿No se contempla la posibilidad de que sea el Ayuntamiento quien…?

No, no, no, no, no, ya desde el principio era como era, porque se había estudiado ya lo del aparcamiento en la Ronda de Outeiro y no era rentable. Se veía como que no era rentable, dado que en aquel momento el comercio no era lo que es ahora y no era rentable. Yo creo que sí, que se lo propusieron a alguna Empresa, pero lo consideraron no rentable. Como la idea nuestra no era que fuera rentable, era una necesidad, igual que había sido el colegio antes, “pues aunque no sea rentable, es lo mismo”. Bueno, claro, algunos me decían “hacer una empresa para que no sea rentable, hay que ser tonto”. Y bueno, pues vale, yo soy tonto, pero mi ilusión es es servir al barrio y que tengamos un aparcamiento. Un aparcamiento aquí es fundamental.

Entonces Dragados hizo el proyecto, hizo planos y todas esas historias ce cuántas plazas se podían hacer, y empezaron con la… Mientras, empezaron ya con los trabajos y nosotros al mismo tiempo recogiendo dinero. Entonces se puso en manos de una gestoría que era la gestoría de Bellón, que sigue con nosotros todavía. Y Vidal, que es un gran amigo mío y colaboró conmigo en el Centro Social, colaboró conmigo en el Distrito Mallos y siguió colaborando conmigo en esto. Vidal también, como tenía una gestoría aquí en la zona, pues hablábamos con la gente y la convencíamos y la gente iba y daba su dinero para comprar una plaza en el futuro aparcamiento. O sea que la forma de financiarlo era vender por adelantado las plazas… Claro, vender por adelantado, que la gente se fiara de que se iba a hacer. ¿Qué ventaja teníamos? que yo llevaba ya muchos años con el colegio. Y la gente me conocía del colegio. Como yo digo siempre, cuando eres muy conocido y tal, la mitad te ponen a parir y eres un sinvergüenza, pero la otra mitad que comprende y te quieren bien y tal, pues nosotros trabajamos muy bien con esa otra mitad. Cuando tú ibas a proponer algo y si ya te ponía mala cara y te decía “bueno, bueno, usted que es un sinvergüenza”, vale, ya está.

Y también te conocían del Centro Social Sagrada Familia, que tenía muchos socios...

Claro, había mucha gente del Centro Social Sagrada Familia y bueno, había gente que me conocían también de que aquí en la calle esa había lo que llamaban La Obra de la Señora, que se recogían ex-presidiarios y estaba una persona que yo tenía mucho trato con ella, Chema Jiménez de Llano se llamaba, y trabajábamos ahí con los ex-presidiarios y la gente nos conocía también de eso.

El local de ex-presidiarios estaba mismo en frente del establecimiento de San Luis, que era una esquina toda grande, que era el comercio más grande que había en la zona. Lorenzo, el de ahí, también estaba con nosotros en el proyecto del aparcamiento.

O sea que a estas alturas tú ya llevabas décadas trabajando y haciendo cosas en el barrio.

Claro, yo había llegado al barrio de veintipocos años, y esto fue hace 24 años. O sea que yo ya tenía casi 40, casi 40 años en el barrio no tantos, pero casi, treinta y muchos. Entonces yo ya tenía mi legión de gente que me quería mucho y mi legión de gente que me odiaba todo a todo gas. Entonces así, poco a poco se fue... Yo, la sensación que tengo de ese momento es muy emotiva para mí, porque llegaba gente con un paquete, donde tenían en ese paquete el millón doscientas mil pesetas que costaba la plaza, me daban el paquete y “espera, que te doy un recibo”; “No me des nada, Salgado, cuando sea ya me dirás que...” Y eso a mí me emocionó muchísimo, muchísimo, porque veías gente, no millonarios, gente que para la que el millón y pico era mucho. Y te lo traían con esa confianza. Lo estoy viendo ahora mismo, después de tantos años: el paquete en papel de periódico “No, toma y llévalo al banco y tal a los ingresas en mi nombre” y tal y cual... una confianza enorme que a mí me emocionó muchísimo.

Entonces yo pensaba, el que tenía la idea de que esto no era rentable, es que es tonto. Y así fue como poquito a poco fuimos recogiendo el dinero, fuimos al punto del dinero. Dragados empezó a trabajar en condiciones con las máquinas y tal y cual. El Ayuntamiento entonces sí que se implicó para que la obra estuviera con las reglamentaciones de aparcamiento. Entonces venían por aquí técnicos del Ayuntamiento con, con técnicos de Dragados y yo ahí realmente poco tenía que hacer, porque lo hacían los técnicos de Dragados, los ingenieros y se fue haciendo la cosa. Mientras tanto, nosotros a la mayor velocidad posible, consiguiendo vender las plazas para llegar al total de lo que había que pagarle a los de Dragados. Al final el aparcamiento, quedó hecho, quedó terminado, pero las plazas no estaban todas vendidas. Faltaban unas cuantas plazas por vender, bastantes plazas por vender. Esto es una cosa que hay que decirla, porque es verdad. El de Dragados “Oye, mira, os falta por pagar tanto”. Pues mira, es que la empresa no tiene el dinero, porque la empresa no puso dinero. Nosotros para constituir la empresa, cada uno de nosotros puso una cantidad mínima. En aquel momento era 100.000 pesetas. El capital de la de la SL en aquel momento era 1.200.000 pesetas, el capital real de la empresa. Bueno, yo hablé con gente de Dragados, gente importante de Dragados. Vieron cómo era el proyecto, vieron lo que se estaba haciendo y entonces pasmosamente, y eso no me lo cree nadie, vino un gran “gerifalte” de Dragados. Me dijo bueno, vamos a ver, denos lo que tenga y lo zanjamos. Ahora bien, tiene ustedes que renunciar a la garantía. Dragados cobró un montón de pasta menos y nosotros renunciamos a la garantía. Y se empezó a funcionar.

En principio costó mucho arrancar. Yo intenté organizar lo mejor posible el tema, porque yo no tenía ni puñetera idea de lo que era esto. Pero entonces fui montando los partes diarios para que la gente me los cubriera. En los pasillos fui poniendo unas cosas que se metía la llave y les dabas una vuelta para saber que por la noche el chico daba las vueltas correspondientes y vigilaba todo lo que era el parking. Y fue funcionando poquito a poco. La gente ayudaba porque “mira que esto está mal, estuvo así no es”. Y lo fuimos cambiando y se puso a funcionar. Tuvimos la suerte de aquel momento que los de Telefónica tenían una cantidad grande de coches que donde los tenían no sé qué había pasado, y entonces habían metido aquí, me parece que habían sido 30 coches. Entonces pagaban una buena cantidad todos los meses, que con esa cantidad pagábamos al personal.

El personal tenía que hacer más horas de las que les correspondía. Uno de los que pertenecían a la empresa venía a hacer turnos para que los otros pudieran descansar. O sea, una especie de chapucilla parecida a la que yo hacía en el colegio. Eso hace veintitantos años aún se consentía. Eso ahora no se consentiría. Aún hace poco tuve problemas con gente, porque ahora hay que cumplir, que está bien, está bien, pero las ideas un poco filantrópicas que tengo yo no se adaptan mucho a la cuestión de la legalidad porque claro, si haces cosas y no tienes el dinero suficiente para... pues no tienes más remedio.

Entonces yo la idea mía siempre fue ésa. Vamos a ver, el barrio necesitaba un colegio, lo tuvo ¿muy deficiente? Sí señor. Como dijo un alumno que es un gran hombre ahora, dijo “yo estudié en un colegio que su alta tecnología era una pizarra negra y una tiza blanca. Esa era toda la tecnología que tenía el colegio. Pero bueno, son otros tiempos. Yo tengo que hacerme a la idea, oye, que ahora son ya 82 y ya voy casi para los 83 y esa mentalidad ahora no funciona y los jóvenes no lo entienden. Y mucha gente que para ellos lo más importante es eso, que todo sea legal y que todo sea tal y que es legal que un señor no tenga para comer; que yo, que eso sea legal no me entra en la cabeza, pero eso es legal: si no tiene para comer, pues que se muera de hambre.

Llevamos ya veintitantos años y ¿qué está pasando? Pues claro, que el aparcamiento necesitaba reponer muchas cosas, pintura, tal, pero va muy justito porque claro, para poder pagar a Dragados todo lo que era, solamente quedaron 50 plazas para rotación. Entonces se vendió el 90% de las plazas. Claro, a cualquiera que entienda de esto, si le dices “mira pretendo que el aparcamiento funcione con una rotación del 10%”, te dice “usted es tonto. ¿50 plazas cómo van a dar "vidilla" a 500 y pico?

Luego aquí también como claro, la gente puso el dinero y eran realmente nuestros socios capitalistas. Pues lo de pagar mes a mes, pues se puso lo menos posible. Ahora mismo se están pagando 10€ al mes, cuando en cualquier otro aparcamiento están pagando 35, 40, el que menos, 25. Pero claro, con diez y solamente un diez por ciento de plazas de rotación, cualquiera que entienda te dice que no. Si es de la pandilla, te dice “Salgado se está haciendo de oro a cuenta de aparcamiento, que es un sinvergüenza porque está cobrando 10€ a la gente. Y total, que les da, les da luz, les da nada". Pero es así. La vida es así. Y eso es la batalla del...

Recuerdo una época que tuviste mucho problema porque se filtraba agua, entraba agua cada vez que llovía...

Claro, eso. Por eso te dije yo al principio que Dragados es verdad que dejó de cobrar, pero sin embargo se libró de cualquier responsabilidad. La calle de arriba, la ronda, se arregló varias veces. Cada vez que hay un arreglo, esto se mueve y luego entra agua por cuarenta mil sitios y sigue entrando agua. Todavía viene gente de “oye, mira que en mi coche hay una gotera allí que eso no..." ¿cómo lo hemos tratado de arreglar? Pues poniendo bandejas. Donde hay una gotera pones una bandeja con un tubito para que descargue el agua, que vaya cayendo. De todas formas en muchos sitios ves humedad, la humedad deja una cosita blanca que cae encima del coche y mancha algún coche. Eso tendría que evitarse, pero claro, que un subterráneo semejante cantidad de porque son muchos metros, de una esquina a la otra casi es medio kilómetro y por arriba pasan camiones grandes, eso vibra, están los chismes para para la ventilación, por ahí se mete agua… Entonces es verdad que hay en sitios donde se ve mucha humedad y en algún sitio pues gotea. Cuando gotea ya de forma ostensible, pues entonces le ponemos unas bandejas, unas bandejas con un tubito que saca el agua para afuera y vamos capeando la cosa. Tratamos de que esté lo más limpio posible, pero claro, no es un aparcamiento de lujo.

Es un aparcamiento, no como antes era el colegio, algo mejor, pero bueno, lo que se intentó es dar servicio. Cuando yo vine al de barrio, las dos grandes necesidades que vi es los niños, colegio y los coches, garaje. Porque si no el barrio se iba a la mierda y como no se hacía de otra manera, pues lo hice yo a la mía. Es una gran historia, o sea, montar un aparcamiento sin tener capital ninguno, es como una aventura. Sí, pero es que vamos a ver, yo lo veo normal, yo lo veo normal: se necesita algo y aunque seas una persona normalísima, como soy yo, que es una persona normalísima, si te metes a hacerlo y con buena voluntad y tal y no pretendes, claro, porque el veneno, yo te lo digo de verdad, es mi pensamiento: el veneno realmente está en el dinero. El dinero es lo que envenena todo. Y yo gracias a Dios, para vivir holgadamente y que mis hijas estudiaran, yo he tenido. Nunca he dejado de trabajar, eso también es verdad. Pero que se puede hacer, sí que se puede y no hay que ser nada raro. Mira, el colegio yo lo empecé con 15 chavales o 20 chavales. Al final había 600. El único que estaba allí dando clase primero era yo, después tenía conmigo 16 maestros y eso va poquito a poco, va creciendo.

Claro, ahora, cuando llegas a los ochenta y tantos años miras atrás y dices “coño, qué cosas más raras hice”. Pero fue entonces con la mejor voluntad y el fruto no fue malo. ¿Podía ser mejor? Hombre, claro, podía ser muchísimo mejor. Aquí, si viene Amancio Ortega a hacer un aparcamiento, sería la de Dios. Pero lo que es lo que está clarísimo es que yo en la vida podría ser Amancio Ortega.

Yo recuerdo que cuando te conocí, estabas en la Academia Teyva, y en el Centro Social Sagrada Familia y viví cómo armaste todo. Una de las cosas que a mí me llamó la atención en su momento es que tú te pusiste un sueldo muy bajo y que la gente conocida tuya te decía “pero hombre, como te pones un sueldo tan bajo cuando podrías ponerte sueldazo de 500.000 pesetas?” Y tú decías “no, porque con este sueldo ya tengo lo que considero necesario para vivir bien”. Y entonces, para qué quiero más?

Claro, esto era muy raro, porque en aquella época que estábamos en la época de las vacas gordas, de la especulación, todo el mundo pensaba en el éxito fácil, en mucho dinero, en ostentar... Cuando fue el colegio, yo cobraba los que cobraban los maestros. Y ahora con esto yo cobro lo que cobran los empleados. Bueno, tampoco quiero mentir: lo que cobran los empleados, casi 200 euros, más. Pero bueno, 1400 y pico de euros. Porque lo veo normal y yo con ello vivo holgado. No puedo comprar una casa de ventanas de oro, pero es que a mí no me hace falta ninguna. Y puedo ayudar a mis nietos y puedo ayudar a mis bisnietos y me va dando, porque para eso, en 80 años, aunque ahorres poquito a poquito, pues algo, algo tienes ahorrado. Y si te da para vivir, ¿qué quieres más? Si al final te vas a marchar y no vas a dejar aquí, ¡que no te lo llevas!

Entiendo que el aparcamiento es una concesión que hace el Ayuntamiento durante un periodo limitado.¿De cuántos años es y cuantos quedan?

El aparcamiento tiene 50 años. Fue una concesión por 50 años. Ahora estamos justo en mitad de la concesión. ¿Y que qué crees que pasará cuando tú lo dejes? Yo pienso que la S.L. porque claro, el aparcamiento no soy yo. Aparcamiento Los Mallos S.L. Que hay.doce doce señores que firmaron ahí y que son socios. Que me nombraron a mí, gerente. Una de las cosas que hay es los que queden ahí, que algunos fueron, algunos ya no están. Otros no volvieron más por aquí. Pero bueno, hay cuatro o cinco que sí que siguen viniendo. Pues habrá que hacer una junta y tratar de nombrar a otro gerente o administrador único. Si eso no fuera posible, pues habría que ir al Ayuntamiento y renunciar a los años que hay para que la concesión siga funcionando porque la gente está aquí y los empleados también. La gente que tiene 50 años de cesión, esa cesión la tiene, sea quien sea el que esté de delegado. Mucha gente se piensa “es que es Salgado”. No. Es Aparcamiento Los Mallos y los socios de Aparcamiento Los Mallos nombraron de Salgado y es verdad que se desentendieron del tema. Eso, eso sí que es cierto. Pero pero porque la vida es así y una empresa que no da dividendos no la tienes. ¿Por qué? Porque el veneno es el dinero. Eso está claro. Si, Aparcamiento Los Mallos diera dividendos, pues nos juntaríamos todos los años para repartir los dividendos y claro, a final de año ¿el dividendo qué es? pues menos mil y pico, menos dos mil… y eso, pues no se va a repartir. Y es lo que hay.

¿Alguna cosa más que se te ocurra sobre el aparcamiento?

No sobre el aparcamiento, o sea, que a mi me gustaría que estuviera mejor atendido, que pudiéramos solucionar más deprisa los problemas que hay y tal. Pero claro, se da lo que se puede, lo que lo que no se tiene, no se puede dar. Yo lo que sí pretendo, y yo creo que eso se consigue, es que lo que la gente compró, por decirlo así, que es el uso de la plaza, porque lo que compró la gente realmente no es dueño de la plaza, compraron el uso. Y el uso lo están recibiendo ya desde hace veintitantos años y lo están recibiendo bien. Porque en el aparcamiento hay 22 cámaras, que ven absolutamente todo lo que pasa en el aparcamiento.

El aparcamiento tiene 24 horas, una persona siempre. Y yo me paso aquí más o menos sobre diez horas, no porque tenga mucho trabajo, sino porque estoy para apoyar al trabajador que está ahí. Porque si tiene un problema en una puerta al fondo, no puede salir de la cabina y marcharse al fondo para arreglar la puerta. Entonces para eso estoy yo. O bien me quedo en la cabina o si viene alguien, le digo mi “espere un momento que tal”, o bien voy yo a arreglarlo. Hoy mismo fui a la puerta de fondo porque rompieron una llave y la dejaron allí y ni avisaron. Ayer fui a otra escalera porque alguien había hecho sus necesidades en la escalera. Pues no puede ir el chico que está en control o la chica que está en control, y para eso estoy yo y voy. Es un trabajo más que no pasa nada.

Muy bien, pues esperemos...

¡Esperemos que yo dure más tiempo! No, lo que sí es verdad es que una vez que cumples los 80, cada vez te va costando un poquito más y lo que más me cuesta es la gente esa que solamente ve lo malo. Que solamente ve lo malo y están siempre con lo malo. La última reunión que hubo porque se murió el que era presidente... Porque los cesionarios tienen su asociación de cesionarios y tienen un presidente que es realmente el que representa a todos los cesionarios, que lo que tienen que defender es su uso. Pues el que estuvo durante muchos años se murió. Estaba enfermo, no hacía reuniones y pero bueno porque estaba mal y no quería dejarlo.

En una reunión que hubo precisamente porque se murió ese señor y teníamos que nombrar a otro presidente, porque hace falta que alguien lo represente, pues en esa misma cosa, pues hubo unos señores que me llamaron de todo, sinvergüenza, ladrón, etc. Y eso es lo que me duele a mí más. Porque oye, que estés haciendo algo por el bien... Si lo haces mal y te vienen y te dicen. “Mira que lo estás haciendo mal, arréglalo”, pero eso de en público, insultar y tal es lo que me molesta a mí muchísimo. Y ya a estas alturas dices qué necesidad tengo yo de ir a una reunión para ver a un tío llamarme sinvergüenza, que estoy robando, que estoy no sé qué, que me quedo con dinero… ¿Por qué tengo yo que aguantar eso? Y es lo que me lo que me está ahora haciendo la cosa más complicada. Y es lo que hay.

Si, se ha puesto el ambiente un poco enrarecido…

Sí, porque es lo que se ve. Tú pones la tele y lo único que hay es que un partido pone verde al otro. Y el otro pone verde al uno. Y viene un señor y habla del otro mal y el otro habla del otro mal. Pero nadie te da buenos consejos ni cómo se arregla esto y hacer de esta manera. Y vamos a unirnos para… Yo la temporada esa, aunque no tiene nada que ver con el aparcamiento, del partido de centro de CDS y la UCD, aquello era precioso, porque estábamos reunidos allí gente de izquierdas, gente de derechas, gente de centro. Y te entendías, te entendías tú. Le dabas la razón en parte y el otro te daba la razón en parte a ti, pero tú no renunciabas a tu pensamiento. Pero decíamos “Mira, a ver, yo pienso así y tú piensas así, vamos a ir al medio. Pierdes un poco y pierdo yo otro poco, pero conseguimos hacer una cosa en conjunto”. Y ahora no, ahora lo que tú haces está todo mal. Y lo que hago yo está todo bien. O sea, hacemos lo que yo digo o no hacemos nada. Y es que así no vamos a ningún lado. Además, eso se traslada a la calle y terminaba habiendo… Y es lo que la gente ahora piensa. O piensas como él o estás equivocado, eres un sinvergüenza.

Yo comprendo que haya gente que vea que “este señor lleva aquí sesenta años, no se jubila. Pues tiene que hacerse de oro, porque si está ahí es porque, porque está haciendo mucho dinero. Si no, no estaba”. Lo que no se da cuenta la gente es que a la altura que yo tengo ahora, que yo me pude haber jubilado de todo hace 20, no 18. Pues con 18 años, que te dan un sobresueldo, yo ahora me jubilaría con mucho más de lo que estoy ganando. Pero ¿por qué lo hago? Porque me gusta, porque quiero y soy libre de hacer lo que me da la gana, que no hago daño a nadie. Entonces la gente en vez de decir “bueno, este es un poco tonto, pero está haciendo…” No, no: “si hace esto es porque está robando, porque si no, no lo hacía”. ¿Por qué? Porque su pensamiento es ese. Él no lo haría fijo, claro, si no ganara mucho dinero. Se piensa el ladrón que todos son de su condición. Es una época complicada.

Creo que tenemos que, por lo menos algunos, decirlo y hablarlo. Me parece que lo que estoy diciendo yo, hay muchos que lo vean, si lo ven, dirán “este dice muchas tonterías”. Porque o piensas como ellos o estás muy mal de la cabeza o "es un sinvergüenza, es un mentiroso, está diciendo ahí más mentiras que… vaya a cuento, está contando". ¿Para qué voy a contar el cuento si no iba a ganar nada por contar una cosa, contar la otra?

Y en unos años, pues me marcharé con nos marchamos todos. Y eso sí que lo vas viendo más cerca y menos ganas de mentir tienes. Porque ¿para qué? Y además ahora te puedes dar el lujo de decir lo que sea… Claro, tengo todo el derecho del mundo a decir, bueno, tú todos tienen derecho, pero tú dices no, no lo digo porque a lo mejor después no encuentro trabajo y tengo por delante una vida de 50 años... Yo tengo ya la familia hecha, tengo bisnietos. Y yo aquí estoy muy bien, estoy a gusto, pero ya he cumplido.

El otro día, parece una tontería, pero el día ese que conté antes, que fui, estaba bueno, alguien que hizo sus necesidades allí. Pues yo, natural, yo cogí las cosas, fui allí, lo limpié… Bueno, pues alguien que lo vio pues se lo comentó a mi familia: “Ese hombre está mal de la cabeza, pero ¿por qué va a ir allí a limpiar eso? ¿Pero a quién quiere engañar? ¿No puede mandar a alguien que vaya a limpiarlo?” Yo no quiero engañar a nadie. Yo lo que quiero es limpiar lo que había caído. Pero no comprende. “Primero es el que más manda ahí y luego va a limpiar la mierda. Pero este hombre está loco”. Pero ¡por qué! yo soy un humano igual que el otro, igual. Y soy un empleado igual que el otro. ¿Que tengo una responsabilidad? Y la trato de ejercer, claro. Y para llevar a cabo una responsabilidad tienes que mandar, tienes que hacer, tienes que mojarte, tienes que equivocarte. Si no, estás apañado. Claro. ¿De qué nos vale a nosotros, tener alguien mandando, si no manda, por muy bueno que sea?

Muy bien, pues muchísimas gracias, Salgado.

No, gracias a ti. Te emplazo, pero la próxima hablaremos ya de la etapa de política del CDS y la UCD.

José Salgado: "La Ronda de Outeiro no tenía salida"