Vitamina C y Retinol: la polémica de una mezcla que sí funciona
Retinol
En los últimos días han comenzado a circular en redes sociales varios artículos y vídeos donde se desaconseja tajantemente el uso conjunto de vitamina C y retinol. Algunos lo presentan casi como una advertencia: “es una mezcla demasiado potente para la piel y puede provocar una grave irritación”.
Es comprensible que esto genere dudas, sobre todo si no hay una formación sólida detrás. Pero como formuladora, farmacéutica y profesional que trabaja cada día con pieles reales —no con titulares virales—, me gustaría aportar algo de luz.
La dermocosmética no es un conjunto de prohibiciones absolutas, sino una ciencia viva, que se adapta a cada piel, a cada necesidad, y que depende de muchos factores: la forma química del activo, la concentración, el vehículo cosmético, el pH, la rutina de uso… y sobre todo, el conjunto de la fórmula.
Afirmar que “nunca” se deben mezclar vitamina C y retinol es, como mínimo, una simplificación. Y en muchos casos, una forma de desinformación que hace más daño que bien.
Retinol
El laboratorio frente al algoritmo
Quienes trabajamos en formulación sabemos que no hay una sola vitamina C ni un solo retinoide. La vitamina C no es únicamente ácido ascórbico al 20% en pH 3,5. Existen derivados más estables y suaves como el ascorbil glucósido, el tetrahexildecil ascorbato o el MAP (magnesio ascorbil fosfato), que pueden combinarse perfectamente con retinoides suaves.
Y lo mismo ocurre con los retinoides. No todos son iguales: no es lo mismo usar retinol puro que retinaldehído, retinoato de hidroximetilpentil o palmitato. Cada uno tiene su perfil de acción, absorción e irritabilidad.
Cuando ambos activos se encuentran dentro de una fórmula diseñada con inteligencia galénica —es decir, bien pensada— y con antioxidantes moduladores como la vitamina E, niacinamida o alantoína, su combinación no solo es tolerable: es sinérgica y altamente eficaz.
En nuestra fórmula de retinol 0,35%, por ejemplo, hemos incorporado vitamina C estabilizada, extracto de kombucha (con acción calmante y prebiótica), vitamina E y una base emoliente que mejora la absorción sin agredir la piel. Está pensada para pieles maduras, con manchas o tendencia acneica, y su tolerancia ha sido excelente.
¿Y qué dice la ciencia?
Estudios publicados en revistas científicas como el Journal of Drugs in Dermatology (2021) han demostrado que la combinación de derivados de vitamina C con retinol mejora el tono, la textura y los signos visibles del envejecimiento, con buena tolerancia cuando está correctamente formulada.
El International Journal of Cosmetic Science también recoge la acción conjunta de vitamina C lipofílica y retinoides, destacando su capacidad para estimular el colágeno y combatir el estrés oxidativo.
En resumen: no solo se pueden combinar. En muchos casos, se deben combinar.
Formulación
¿Cuándo no es recomendable?
Hay casos en los que sí tiene sentido ser cautos, como por ejemplo:
Si se usa ácido ascórbico puro junto a un retinol de alta concentración, en productos distintos y sin supervisión profesional.
Si se aplica sobre pieles sensibilizadas, con barrera alterada o sin la debida protección solar.
Si no se respeta una pausa de introducción progresiva, especialmente en pieles reactivas.
Pero aquí el problema no son los ingredientes. Es el mal uso.
La próxima vez que leas un “nunca mezcles…” en redes sociales, hazte esta pregunta:
¿Está hablando una formuladora… o una influencer?
¿Se basa en evidencia… o en las ganas de conseguir algo así?
Porque cuando la cosmética se formula con criterio, no irrita, mejora la piel.
¿Se basa en evidencia...?
Vitamina C y Retinol: la polémica de una mezcla que sí funciona