Quiero empezar agradeciendo la invitación. Es que estamos aquí y es raro, para nosotros es una anomalía, pero lo que en realidad es una anomalía es que no hayamos estado aquí antes. Por si acaso, bueno, reiterarle el agradecimiento y por si acaso alguien está despistado y no sabe muy bien lo que son los medios comunitarios (cosa que nos pasa de vez en cuando) voy a empezar por ahí, por explicar quiénes somos. Los medios comunitarios somos actores privados con una finalidad social, gestionados por organizaciones de diverso tipo, generalmente asociaciones que no tenemos ánimo de lucro, que estamos abiertos a la participación lo más amplia posible respecto de la propiedad del medio, del acceso a la emisión y a las diversas decisiones, ya sean de programación, administración, operación, financiamiento o evaluación. Estamos orientados a satisfacer las necesidades de comunicación y a habilitar el ejercicio del derecho a la información y la libertad de expresión de las personas integrantes de comunidades determinadas, sean territoriales, lingüísticas o de intereses, ante las cuales somos responsables y que no realizamos proselitismo religioso ni político. Ya solté el tocho.

Los medios comunitarios somos valiosos centros de experiencias laborales y catalizadores de la creatividad local

Para que se entienda mejor. Siempre está el soporte visual, ¿no? Y aquí yo traigo soporte visual: nutrias marinas. Vale, sí sentís una sensación de bienestar y de calidez ante estos animalitos peludos -las nutrias, no yo-, todo va bien. Es que la oxitocina, que es mi aliada hoy, está haciendo ya su trabajo. ¿Por qué traigo nutrias marinas? Porque nos parecemos mucho a las nutrias marinas. Igual que ellas, somos una especie clave. Una especie clave en ecología es aquella que tiene en su ecosistema un papel mucho más importante que el que corresponde a su biomasa. Y esto nos pasa a los medios comunitarios. Los medios comunitarios reforzamos la diversidad cultural y lingüística, la inclusión social y la identidad local. Los medios comunitarios fomentamos la tolerancia y el pluralismo. Los medios comunitarios somos valiosos centros de experiencias laborales y catalizadores de la creatividad local. Y muchas veces somos la única fuente de noticias locales. Y además, por si fuera poco, fomentamos la participación ciudadana en el discurso público. Podéis decir, "claro, lo dices tú, eres parcial". En efecto, yo soy parcial, pero es que esto no lo digo yo. Esto lo dijo el Parlamento Europeo en su resolución 2008/2011, de 25 de septiembre de 2008, en la que recomendaba a todos los Estados miembros de la Unión a reservar espectro radioeléctrico para estos medios y a protegerlos y, en la medida de lo posible, fomentarlos.

La Ley General de Comunicación Audiovisual de 2010, de la que se habló antes en teoría venía a recoger esta filosofía y lo hace a efectos declarativos. De hecho, a efectos declarativos es mejor que el proyecto, era mejor para nosotros que el proyecto que venimos a debatir hoy aquí. De todas formas, en la realidad, cuando bajamos a lo concreto doce años más tarde, en España, a los medios comunitarios se nos ha asignado exactamente el 0% del espectro y cero licencias. O sea, un exitazo tremendo. Voy a entrar ya en el proyecto de ley. Desde la REMC, desde la Red de Medios Comunitarios pedimos esencialmente dos cosas. Dos cosas que pediría cualquier sector para sobrevivir.

El primero, seguridad jurídica. Si hay alguien que le preocupa que la competencia de los medios comunitarios pueda derribar el mercado, que sepan que somos más una solución. Formamos más parte de la solución que del problema. Incluso para eso. Y como vengo de Galicia, les voy a dar un dato: la Generalitat de Catalunya (que no voy a usar el catalán porque lo puedo estropear), en su Memoria de Evaluación del Impacto Normativo del Proyecto de Decreto de los Servicios de Comunicación Audiovisual Comunitarios sin ánimo de lucro de Cataluña, que se hizo en 2017, constataba que los medios no lucrativos habían experimentado un retroceso significativo, particularmente los comunitarios. Otra cosa más que tenemos en común con las nutrias marinas: estamos en peligro de extinción.

Nuestro espacio, el espacio que ocupaban esos medios sin ánimo de lucro y los comunitarios son ocupados generalmente por emisoras comerciales sin licencia, que ejercen una competencia desleal, que tienen pésimas condiciones laborales, generalmente para sus trabajadores, y que además aportan contenidos tan enriquecedores socialmente como el esoterismo, el juego y todas estas cosas tan divertidas. ¿Qué pedimos en concreto en este ámbito? Pedimos una regularización de lo existente, porque no podemos seguir desapareciendo y no lo haremos en silencio. Una regularización que sea clara y sencilla, fácil de aplicar para las comunidades autónomas, para que ellas no puedan decir “es que no sé muy bien cómo se hace esto” y diferirlo sine die otra vez más. En resumen, una regularización que no acabe con lo que viene a regularizar.

"España se ha gastado en medios comunitarios un total de cero euros en su historia"

También pedimos un régimen jurídico apropiado para lo que podemos y debemos ser, sin arbitrariedades, o para poder ser con menos arbitrariedades. Se han rebajado algunas de la Ley de 2010, no vamos a decir que no. Pero si queremos hablar de arbitrariedades, nos vamos a la segunda gran petición del sector, que es la estabilidad económica. En este proyecto de ley se definen bastante bien cómo, podemos estar de acuerdo o no, pero se define cómo se van a financiar los medios públicos. Se define muy bien cómo se financian los medios privados comerciales y se define estupendamente bien cómo no se pueden financiar los medios comunitarios. El sistema de financiación de los medios comunitarios es en negativo. Es decir, "no podéis hacer esto, no podéis hacer aquello y no podéis hacer lo de más allá". ¿Y qué podemos hacer? Ah, secreto, sorpresa. Eso que consideramos que es una mala práctica legislativa y más aún teniendo en cuenta como es el sector de la mayoría de los medios comunitarios. Sobre todo, las radios comunitarias operan con un presupuesto anual de menos de 10.000 € anuales. Estaría bien que se prevea una vía de financiación para medios que aportamos tantísimas cosas positivas a nuestras comunidades, a nuestras comunidades reales. Pero como no todo va a ser quejarse y pedir, también queremos ser propositivos. Y ¿qué traemos? ¿qué proponemos? Y aquí necesitamos dosis de refuerzo de nutrias, más oxitocina ¿vale? Porque hay que abrir la cartera: proponemos la creación de un fondo para la comunicación local, no comercial, radiofónica y televisiva.

Ahora me va a poseer otra vez el espíritu de Ferrol y les voy a dar otro dato. España se ha gastado en medios comunitarios un total de cero euros en su historia, cero euros. Y podemos poner el comienzo de la historia donde queramos: en los Visigodos, en los Reyes Católicos, en la Constitución de Cádiz, ayer por la tarde... da igual: cero euros. Francia este año, de hecho, cada año, invierte en sus medios asociativos 32 millones de euros Así, en Francia hay 680 proyectos. Son el 15% de las licencias de radiodifusión local. Emplean a 2600 personas y posibilitan la participación de 20.000 voluntarios y voluntarios permanentemente. Y me podrán decir que Francia es un país muy grande, Francia. Bien, vamos a un país más pequeño: Austria. Austria destina 3 millones de euros a 14 radios comunitarias y dos televisiones comunitarias. El año del Covid, 2020, 5 millones, para que pudieran superar bien la crisis. Podría seguir. Hay más casos. Podría hablar del Reino Unido, podría ahorrar Irlanda, podría hablar de más países. No es una propuesta innovadora ni revolucionaria. En Francia este fondo existe desde principios de los años 80. Llevamos cuarenta años de retraso. Qué casualidad. Cuarenta años. Una coincidencia...

Y ya para terminar, he de decir que no pedimos solo para nosotros, también pedimos para toda la ciudadanía, porque al fin y al cabo, nosotros somos ciudadanía ¿Y qué pedimos? La implementación o, en su caso, el refuerzo de medidas para la alfabetización mediática. La ciudadanía necesita herramientas para el uso responsable y crítico de los medios, para protegerse de las fake news, para protegerse de la mala prensa. Estamos muy obsesionados con la alfabetización digital, pero muy poco con la alfabetización mediática. Esto es, “Señor: Aprenda usted a manejar un coche, pero solo puede ir por la carretera”. Y el señor dice “¿que es la carretera?”. Ese es el problema que tenemos Y por otro lado, también proponemos mecanismos, que se establezcan mecanismos para promover la participación ciudadana en los medios públicos. Que hoy en día es muy limitado... la participación ciudadana en los medios públicos no puede ser programas religiosos los domingos a las siete de la mañana, tiene que ser más cosas. Y no solo en la televisión nacional o en las televisiones autonómicas. También tiene que ser en las radios locales. Por mi parte, esto ha sido todo. Espero que no haya sido muy denso, pero remarcar simplemente, ya para terminar del todo, que somos muy conscientes de que una buena ley es una condición necesaria, pero no suficiente para cambiar las cosas. Necesitamos voluntad política y una voluntad política sostenida en el tiempo. Así que cuando estén negociando, debatiendo, transaccionando enmiendas, les ruego que recuerden a las nutrias marinas. Muchas gracias.